viernes, 29 de julio de 2011

Los muros de piedra no son buenos para estrellar la cabeza

Relatos rurales para dormir con un ojo abierto
VIII.Los muros de piedra no son buenos para estrellar la cabeza
Juan Carlos Santa Cruz C.
Nindirí, 28 julio 2011
Parece cosa facil hacer que un pueblo avance de lo tradicional a lo moderno, o lo que es más sencillo que abandone lo malo y asuma lo bueno. Douglas Guzmán Smith creía que era sencillo, y alrededor de esta incógnita se desarrolla el presente relato.
Nos encontramos frente a un pueblo tradicional, con escasas fuentes de trabajo, en donde parte de la gente parece que amanece cansada del mismo ocio, por no hacer nada.
Una porción del pueblo, la más antigua está en el borde de la montaña y la más reciente ocupa parte de un inmenso valle.
La gente en el pasado le llamaba ciudad chatarra, luego fue cambiando por Chatacity y así se llama ahora. Comentan que el nombre devino porque una serie de alemanes pro nazi que vivían en este pueblo para la segunda guerra mundial negociaron la compra de todo el acero disponible para sacarlo del pueblo de manera semi clandestina para Alemania. Como la mayoría de la chatarra era de la Alcaldía, en reciprocidad los alemanes les construyeron un estadio de doble función de beisbol y como barrera de toros.
Antes de presentar al personaje central del relato, hacemos una descripción somera de las fuerzas vivas del pueblo, que hace ya tiempo fue declarado ciudad. Diez finqueros son los dueños del valle, incluso donde está enclavada parte de la ciudad. El área de influencia de los finqueros es de unos 20 km a la redonda.
Ninguna decisión importante se toma en el pueblo sin solicitarles opinión. Son dueños de ganadería y equinos en abundancia.
La Iglesia católica es una fuerza tradicional profundamente enraizada en la población, y es casi siempre la que da la última palabra de lo que se va a hacer o por qué no se hará.
Los políticos que actúan en el medio a veces incursionan con fondos propios y lanzan candidaturas independientes pero la tendencia es la contraria.
El Alcalde cuenta con un magro presupuesto de manera que en los hechos es una figura decorativa desde el punto de vista de las decisiones. Los delegados del poder central tienen bajo perfil y son casi intrascendentes en el medio.
Tal como ocurre en toda América Latina la migración es el pan de cada día. Así es como el papá de Douglas Guzmán Smith fue a parar a Estados Unidos desde muy joven. Allá trabajó duro, se casó con una norteamericana con muchos recursos y luego se convirtió en un importante industrial y comerciante. De hecho se puede decir que era un multimillonario.
El papá de Douglas nunca renunció a su nacionalidad por lo que Douglas también la tuvo a pesar de haber nacido en Estados Unidos. Allí se graduó de Ingeniero, luego hizo una maestría y posteriormente un Doctorado (Phd) en ingeniería industrial. En tanto hijo único heredó la fortuna de sus padres y junto a ella una gigantesca red de relaciones comerciales y sociales de gente del mismo status de su familia.
Cansado de la tensión empresarial, sobre todo la ligada a la bolsa de valores, Douglas decide hacer un alto en el camino y regresar al pueblo de origen de su papá.
Con antelación había comprado una casa en la capital departamental porque su esposa, también norteamericana no le gustaba vivir en el pueblo aquel.
Douglas tenía además muchos amigos de universidad que sabían bastante de beisbol, así que no dudó en hacer los contactos correspondientes con unos y otros, y en un abrir y cerrar de ojos llegó una delegación y en pocos días estaban entrenando a los peloteros locales. En ese año crecieron mucho, al extremo que clasificaron campeones departamentales.
Aquello fue la noticia del año, y con ello el principal homenajeado era Douglas, que en poco tiempo había ganado el cariño de todos, particularmente porque no escatimaba en colaborar monetariamente con las actividades sociales, como fiestas patronales, beisbol, carreras de caballos entre otros.
Pasaron cuatro meses y Douglas, por presión de su esposa decide regresar a Estados Unidos. Este sería el único viaje de ella que en cuanto llegó a Estados Unidos inició los trámites de divorcio con Douglas. Estaba sumamente resentida porque Douglas prácticamente la dejó abandonada en un hotel durante casi cuatro meses de estadía. Concretado el divorcio Douglas se sintió con más libertad de movimientos. Tenía una idea en mente y quería compartirla con los amigos de la universidad y otros ámbitos, y si ellos estaban de acuerdo les solicitaría ayuda.
Douglas había tomado la decisión de disputar electoralmente la Alcaldía del pueblo de Chatacity. Era un proyecto bonito y le pareció muy interesante desde el punto de vista social aunque sus amigos empresarios les costaba entender porque no veían ganancias por ningún lado. Es que ellos entendían casi solo de rentabilidad económica, pero no obstante les agradaba la idea de un gran instituto politécnico para especializar a los jóvenes .
Regresó con su proyecto a Chatacity, y en seis meses había finalizado la construcción de un complejo habitacional, que con el tiempo pensaba ampliar para crear las bases de una escuela tecnológica.
En el plano social, inició sus contactos con uno de los factores del poder. Invitó a cenar a los dos sacerdotes del pueblo, y esa misma noche les entregaría un cheque para refaccionar la iglesia, cuya estructura databa del 1809 aproximadamente.
No tenía claro como abordar a los caballistas. Cortó por lo claro, viajó a México y regresó al pueblo con 20 caballos puros destinados a la reproducción y 40 yeguas del tipo peruano.
Días después los llevó a una pequeña finca que había adquirido, y solicitó reunión urgente con la asociación de caballistas. Ese día hizo entrega solemne de los caballos a dicha asociación. Para no recargar sus potreros les destinó un potrero para las yeguas y otro para los caballos y se los puso a la orden de la asociación, entregando solemnemente sus llaves al presidente de la asociación. Esta asociación sería su principal aliada en su gestión.
En los tres meses siguientes se vinculó socialmente y se convirtió en el hombre más codiciado de las mujeres del pueblo, aunque él muy responsablemente mantenía una cordial distancia. Se había educado en Estados Unidos y no quería confundir los roles.
Poco a poco el apellido Guzmán fue sustituído por Smith, de manera que posteriormente solo por Smith se le conocía.
Llegó el periodo de la campaña electoral y la asociación de caballistas no dudó en lanzar su candidatura. Smith para Alcalde, fue a partir de ese momento la opción de la gente. Realizadas las elecciones obtuvo casi un 80% de votación. Lo más importante es que contaba con el apoyo incondicional de las fuerzas vivas.
Douglas había nacido en Estados Unidos, había sido educado allí, había trabajado allí y como es lógico pensaba como un norteamericano. Antes de cualquier iniciativa de desarrollo tenía que fijar las reglas de juego.
Douglas había sido muy cauto en su campaña electoral sin dar pautas de lo que pensaba hacer en lo inmediato.
En sus viajes a Estados Unidos había solicitado ayuda financiera y de recursos humanos. De manera que no tenía ningún problema de dinero para sus cuatro años de gobierno. Precisamente ya estaban en Chatacity un grupo de 20 especialistas en todas las áreas que Douglas había contratado en Estados Unidos con salario y beneficios sociales de Estados Unidos,  y con todos los gastos pagados.
Al mes de gobierno Douglas hizo su primera aparición dando a conocer un paquete de anuncios que generarían expectativas en unos y contrariedad en otros. No presentó una propuesta acabada, sino que eran como las premisas fundamentales en las cuales debían transitar si querían avanzar y modernizarse.
Entre las cosas más destacadas de su intervención se señalan ocho puntos:
Que había que superar la haraganería y trabajar los sábados y los lunes. Que parecía el colmo que no fueran a trabajar el lunes por estar de goma.
Que había demasiadas cantinas abiertas a todas las horas y que eso atentaba contra la salud pública.
Que había que ponerse de acuerdo para que las actividades religiosas, particularmente las fiestas patronales se hicieran los fines de semana y no afectaran la vida laboral.
Que no era plausible que en las fiestas religiosas se siguiera vendiendo licor.
Que atentaba contra el estado moral de las familias y en particular de los niños el que se bebiera licor durante las piñatas de los niños.
Que las riñas de gallos eran un acto de crueldad que fomentaba la violencia y que lo mismo ocurría con las corridas de toros.
Que sería inflexible con aquellos que fomentaran las peleas de perros, que hasta el momento se hacían clandestinamente.
Que era un atentado a la salud pública la cría de cerdos en plena ciudad.
Desde el punto de vista gráfico el pueblo se estremeció. En realidad a Douglas lo tenía sin cuidado porque poseía suficiente dinero para implementar todas las medidas, además que cada una de ellas apuntaba a una vida sana y responsable. Era evidente que pensaba como norteamericano con un pragmatismo extraordinario.
En su  alocución había tocado varios resortes del poder local. En primer término estaba  decidiendo sobre la dinámica de la iglesia católica e incluso quería fijarle un tiempo para sus festividades.
El segundo grupo de poder afectado, que en los hechos es el más fuerte,  era el de la distribución de licor y sus afines como cervezas, y otros.
El tercer grupo de poder los dueños de gallos de pelea que tenían grandes criaderos y que eran líderes en la región.
Ponía en alerta a los criadores de toros que podrían perder un importante negocio, también de tipo regional.
Para completar ponía en sobre aviso a los criadores de perros de pelea todos ellos de raza y en donde circulaba mucho dinero.
Finalmente se estaba metiendo en un tema sumamente delicado como es el de las familias, concretamente en el estilo de organizar las piñatas de los niños.
Había tocado al unísono aspectos histórico culturales y económicos, y con ello a las fuerzas de poder. En una semana hubo más encuentros entre los sectores que los que se habían dado en dos años juntos. Iban y venían los camionetones y emisarios de grupos económicos y culturales.
Mientras, Douglas había organizado un retiro con sus asesores y contrapartes locales, con el propósito de implementar las propuestas. Entre sus asesores como se dijo antes había una inmensa mayoría de tecnócratas norteamericanos muy jóvenes y dinámicos.
La Iglesia católica mantenía una prudencial distancia de los grupos económicos. No hay que olvidar que habían recibido un cheque de regular cantidad de dinero para refaccionar la estructura de la iglesia frente al parque central. También  es justo decirlo que ellos no le solicitaron dinero a Douglas sino que todo partió de él.
Una tarde algo lluviosa mientras hacía ejercicios, al salir propiamente del estadio de beisbol,  se le acercó un anciano, de porte atlético, y le saludó con amabilidad. Douglas iba a continuar su camino hacia el carro porque el hecho que alguien le saludara no era de extrañar ,en primer lugar porque en el pueblo existe la costumbre de que todo el mundo se saluda, y en segundo lugar él era el Alcalde. Disculpe amigo Douglas, quisiera que me permitiera en algún momento un espacio para una entrevista y disculpe que lo haga en momentos poco apropiados, pero desde que me jubilé y me vine de Estados Unidos siento alergia por todo lo que es burocracia. Mi nombre es Jaime  Santillana Eguren, y viví aquí en mi juventud, trabajé en Estados Unidos, ahora jubilado he regresado para mayor tranquilidad. Quiero decirle que fui muy buen amigo de su papá sobre todo que estudiamos secundaria juntos en este mismo pueblo. La primaria no porque la hice en América del Sur, allá por el Rio de la Plata de donde eran oriundos mis padres.
Disculpe Don Jaime, así que usted fue amigo de mi papá, pero qué bueno, es la primer persona que me da esa alegría. Véngase mañana a las ocho en punto a mi oficina y tendremos cuarenta y cinco minutos para hablar. Está bien, así quedamos y como corresponde seré puntual, respondió Don Jaime, se despidió, y luego le silbó a su perro, un pastor alemán que corría y corría dado que era la hora de su paseo vespertino.
A las ocho en punto, ahí estaba Don Jaime en la recepción de la Alcaldía y también a las ocho en punto le recibió Douglas. Era evidente que provenían de la misma escuela disciplinaria.
Don Jaime comenzó directo, sin preámbulos. Vea Douglas (y disculpe que le llame así porque me siento que estoy hablando con mi hijo), usted se precipitó demasiado y eso en Chatacity no funciona. Se hizo un corto silencio y ambos se quedaron viendo a los ojos.
La Iglesia tiene varios siglos- prosiguió don Jaime –de festejar sus fiestas patronales, y es toda una tradición que forma parte intrínseca de la vida misma de este pueblo. Opinar sobre las actividades de la Iglesia católica aquí es como tocar a Dios con las manos sucias. Ellos opinan sobre todo, porque se consideran que están por encima del bien y el mal, pero, nadie puede opinar sobre ellos y el que se atreve le va muy, muy mal.
Igual tiempo llevan los pobladores en abundante consumo de licor en estas festividades, sin importarles cuanto tiempo transcurre, si al fin y al cabo el trabajo no los presiona.
Usted sin duda tiene razón en la implementación de las medidas, que aquí se consideran drásticas, pero que en Estados Unidos, usted sabe, que así es y nadie se queja.
Hay algo si muy importante y es que las buenas intenciones no bastan, también hay que convencer al poder para hacer cambios en las tradiciones, no tanto por las tradiciones sino por rentabilidad de las mismas.
He querido venir a decirle esto personalmente, porque las fuerzas económicas que usted ha tocado en sus medidas no se harán esperar y contraatacarán con rudeza, me refiero a las más rudas, como son los ganaderos. Habrá otras fuerzas que casi nunca van a dar la cara pero que actuarán a través de intermediarios, todos ellos también poderosos en este medio.
Finalmente, tenga cuidado, que las fuerzas económicas más atrasadas como son los ganaderos pueden incluso cometer ciertas tropelías,  porque sepa que son atrasados de verdad, nadie jamás les ha dicho nada, porque ellos deciden en este pueblo. Las fuerzas más tenebrosas, no obstante son las del gran capital, las que tienen expresión nacional, esas pueden hacerle la vida imposible sin dar la cara.
La conversación luego derivó en cuestiones más personales, casi familiares. Don Jaime se retiró con la convicción de la misión cumplida y Douglas sonreía por haber encontrado un amigo de su padre que le hablaba como él. Don Jaime sería siempre la única persona a la que Douglas visitaba y se auto invitaba para almorzar.
Una mañana apareció el vidrio trasero de la camioneta de Douglas partido en cuatro pedazos. Después se supo que era obra de dos hermanos galleros que pasaron dándole con un bate. Parecía una advertencia de lo que podría pasarle si se metía con los galleros.
Douglas recordó las palabras de don Jaime y se fue de inmediato a la capital  y a través de su abogado logró una entrevista con el jefe de la policía. Se comenta que ese mismo día hizo entrega a las autoridades policiales de un cheque para alquilar un edificio donde estaría alojada la policía, que cubriría el salario anual de 15 policías profesionales, así como el gasto anual de la unidad.
Con esta entrega, en cinco días estaba la unidad policial montada con 15 policías profesionales y un oficial de alto rango al mando. No era una policía al servicio de Douglas sino que venía a llenar un gran vacío en la región, que por falta de presupuesto no se había hecho realidad. Incluso  la noticia salió en los medios nacionales porque apuntaba a garantizar la seguridad ciudadana.
Tres días después de inaugurada la sede policial capturaron a los dos hermanos galleros a quienes hubo que reducir por la fuerza por haber atentado contra la autoridad y sus agentes haciendo uso de escopetas de cañón recortado.
Era evidente que Chatacity estaba viviendo una situación nueva, totalmente desconocida por sus habitantes. La detención de los galleros provocó una indagación más a fondo y generó más detenciones, ya no por el vidrio quebrado sino por el inusual  sobre vuelo y aterrizaje al menos una vez a la semana de una avioneta en la finca de los mencionados hermanos galleros. El pueblo estaba algo nervioso porque nunca había visto a la especialidad canina de la policía entrando y saliendo en varias casas del pueblo. La cosa se complicó porque los perros identificaron y neutralizaron en un galerón abandonado a un sujeto que no era de Chatacity y que al igual que los hermanos galleros estaba armado con escopeta calibre 12 con cañón recortado.
A partir de ese momento la situación pasó a ser controlada por la especialidad de Droga Nacional, y todos los capturados incluidos los hermanos galleros fueron remitidos esposados hacia la capital.  El detenido era el co piloto de la avioneta, y trascendió que tenía nacionalidad colombiana.
Después se supo que lo del vidrio quebrado no tenía nada que ver con los criadores de gallos, sino que fue motivado por un incidente entre uno de los hermanos galleros y su esposa, ambos pasados de tragos, en donde salieron a relucir recriminaciones y desafíos.  La esposa manifestó que prefería mil veces al Alcalde que era un hombre elegante, y bien parecido a él que era un desgreñado, mal oliente y que casi todos los días se emborrachaba.
De todos modos el problema siguió y fue manipulado por la asociación nacional de galleros que sacó un comunicado en los periódicos arremetiendo contra Douglas, diciendo que se trataba de un extranjero que quería limitar la libertad de empresa en el municipio.
Douglas cortó por lo sano, diciendo que no polemizaría con gente ajena al municipio. A la semana siguiente clausuró las cuatro galleras del pueblo por considerarlas como un foco de perdición y de crueldad. Los hermanos galleros siguieron detenidos y los dueños de las cuatro galleras se trasladaron con todas sus infraestructuras al municipio contiguo donde no había prohibiciones.
Los distribuidores nacionales de licor prefirieron la negociación para regular la venta de licor en el mediano plazo, aunque en realidad parecía que estaban tratando de indagar hasta dónde llegarían las acciones del Alcalde, dado que su distribución era nacional y no les interesaba polemizar con una ciudad.
La primer derrota de Douglas se la dieron los padres de familia que no concebían que un Alcalde se metiera en su vida familiar de cómo organizar las piñatas de los niños. Llegaron a la Alcaldía unos cuatrocientos padres de familia y en un acto poco usual quemaron llantas y lanzaron sus consignas a través de varios megáfonos. Ellos argumentaban que se les estaba violando sus derechos de familia, y que ni siquiera en sus casas podrían beber tranquilos. Comentaban por el megáfono que era una falta de respeto que un recién llegado quisiera destruir una tradición de años, de sus padres y abuelos.
En una segunda fase del plantón se pusieron todas las mujeres encabezando el grupo. Las mujeres a todo pulmón coreaban frente a la oficina del Alcalde:”Alcalde, Alcalde, entre el ser y el no ser, a usted lo que le falta es una mujer”. Otras consignas un poco más groseras como la siguiente:”Alcalde, Alcalde, usted nos trata como a matones, y nosotros le decimos no nos gustan los maricones y tampoco los cochones”.”Alcalde, Alcalde, lávese  sus patas, y no se meta con nuestros niños y sus piñatas”. Esta ultima era cantada y estaba acompañada por tambores que ejecutaban niños.
Douglas al oir estas consignas irrespetuosas y orientadas a provocar un incidente salió al balcón y les dijo que la medida no se iba a implementar. Los sofocados marchistas se alejaron de inmediato, no sin antes dejar pintadas las paredes con las consignas ante anunciadas.
Ahora iba con los toros de lidia, pero esta vez fue más radical ordenando el cierre del estadio para todo tipo de presencia de toros en el mismo. Nadie dijo nada, pero se sabía que este era el grupo económico más violento y que no se quedarían con los brazos cruzados.
En otro orden de cosas la refacción de la iglesia, iba a todo vapor. Era evidente que le estaban dando buen uso al cheque ya que habían conseguido gran cantidad de trabajadores voluntarios para poder finalizar el trabajo, incluso sacaron la noticia en los periódicos.
Una vez finalizada la obra y haciendo gala de independencia de criterios, agradecieron la ayuda de Douglas, y a continuación dejaron claro que no aceptarían ofensas a Dios (así lo veían ellos)  por quienes quieren cambiar fechas sagradas y porque a alguien se le ocurra tiene que trasladarse las sagradas conmemoraciones para los fines de semana. La alusión fue directa para Douglas sin mencionar su nombre.
Dos cheques recibieron los sacerdotes en carácter de donación por parte de los criadores de toros, según anduvieron comentando en mesas de tragos algunos de ellos. La arremetida de los sacerdotes no se hizo esperar al hacer saber a los fieles que ellos habían aceptado el cheque de Douglas como Alcalde y como Iglesia y que eso no afectaba para nada su independencia de criterios. Además que agregaban de manera desafiante que como iglesia no necesitaban dinero de nadie para enfrentar posiciones como la del Sr. Alcalde que pretendía incidir en las actividades de la iglesia. Se cuidaron de decir el destino de los cheques de los criadores de toros, que por otra parte no lo hicieron público.
Después de este discurso desafiante, los pobladores consideraron que era una blasfemia querer cambiar fechas sagradas. Consideraban que la santa madre iglesia estaba siendo atacada por un extranjero, que parecía no ser católico. En verdad que en sus rostros se perfilaban imágenes de guerreros de la edad media, que en lugar de espadas traían machetes.
Se formó una aglomeración frente a la Alcaldía. Antes de trasladarse hacia ese lugar pasaron por la iglesia y el sacerdote les pidió conservar la calma, que el Alcalde no era un enemigo de la iglesia, y lo estaba demostrando con hechos como era el caso de la refacción de la casa de Dios. Los pobladores estaban enardecidos ,los ánimos se presentaban muy caldeados y daba la impresión que se trataba de acciones que se habían venido madurando desde antes. Cogieron sus machetes y siguieron raudos hacia la Alcaldía.
No se sabe cómo ,pero, en un segundo se incendió la camioneta del Alcalde y de inmediato estalló en llamas gran parte del edificio de la Alcaldía, justo en la sala de sesiones del Concejo y la oficina del Alcalde y Vice Alcalde. Hubo que llamar a los bomberos de la capital del departamento.
Los manifestantes se retiraron, y luego serían fruto de una fuerte reprimenda verbal de parte del sacerdote, quien asumió como una ofensa a la iglesia lo que habían hecho sus fieles.
En privado se sabía que había malestar por la debilidad de la posición de las licoreras porque la venta de licor en las fiestas patronales era la base de los ingresos para todos. Es de suponer quienes eran los que reclamaban porque en esto de las fiestas patronales hay mucho dinero en juego, además que con tragos la gente gasta más y es más generosa.
Discursos van , sermones vienen y el asunto es que la negociación con las licoreras se trabó. Trascendió que las cosas estaban tomando un cariz más directo ya que era de conocimiento de varios que los galleros habían entregado una considerable suma de dinero a los concejales, al extremo que les convenciera que había que destituir a Douglas. Uno de los concejales, leal a Douglas, hizo la denuncia pública y todos los interesados negaron rotundamente la especie, inflando más el asunto con interminables discursos que ni ellos se los creían.
Con esta denuncia pública los concejales decidieron detener cualquier tipo de acción contra Douglas. Fue así que surgió otra embestida. Fueron los sacerdotes que se trasladaron a la capital, lograron una audiencia con el jefe de Migración  y Extranjería,y en una semana estaban haciendo maletas todos los extranjeros que se encontraban trabajando sin autorización del Ministerio del Trabajo, en la asesoría de Douglas. Así quedaba descabezado el equipo de tecnócratas que ya tenían todo listo para la ejecución de sus propuestas.
Douglas aguantó un mes más. Tenía el panorama claro y estaba convencido que había doble moral en los ataques que le hacían. Cuando recibía los gritos e insultos de los padres de familia que hablaban por sus niños, Douglas leía que hablaban por la defensa del consumo de licor. Cuando  hablaban de tradición cultural, de identidad y otras cosas parecidas Douglas leía  que se trataba de no perder regalías del poder económico, y de intereses económicos propiamente.
Transcurrido el mes, Douglas presentó su renuncia la que fue aceptada de inmediato por los concejales, quienes procedieron a nombrar en su lugar al Vice Alcalde, un antiguo empleado en las fincas de uno de los dirigentes de la asociación de criadores de toros.
Hubo una semana de fiesta, sin que nadie supiera exactamente por qué de la fiesta, pero era de suponer que se trataba de festejar el triunfo de la libertad sobre el autoritarismo.
Las galleras estaban desbordadas, incluso hicieron un mini certamen departamental, lo que originó como es de suponer una matanza de gallos. Una fiesta gallera chorreando sangre en abundancia. Las corridas de toro en lo fino, si hasta parecía fiesta nacional. No se sabe de donde surgieron tantas piñatas y tanta abundancia de licor.  Todo coincidió con las fiestas patronales que esta vez como quien dice tiraron la casa por la ventana y en lugar de dos días la hicieron de una semana.
Douglas decidió quedarse un mes más dado que tenía que dejar en orden ciertos documentos y sus propias propiedades. Vendió su complejo habitacional por menos de la mitad de precio a un comprador de la capital y se fue a vivir en una casa pequeña que la tenía destinada a protocolo de la Alcaldía.
Una tarde de fines de julio cuando comenzaban las fiestas patronales, la Asociación de caballistas le rindió un emotivo homenaje. Ellos siempre fueron sus aliados. Luego le invitaron a inaugurar un desfile hípico que se llevaba a cabo en el Estadio.
Al finalizar los hípicos, Douglas entregó el caballo y ya se iba a retirar cuando al pasar por uno de los pasillos fue tomado por la fuerza por cuatro sujetos que lo obligaron a montarse en un toro y que de inmediato abriera la fiesta, según decían entre risas.
El toro desde que abrieron la puerta comenzó a dar brincos y casi enseguida arrojó al suelo a Douglas que quiso incorporarse y correr, pero el toro lo embistió con sus filosos cuernos  justo a la altura de la columna. De inmediato se desmayó. Como pudieron lo rescataron los miembros de la asociación de caballistas y lo llevaron al hospital departamental.
Tres días después era dado de alta, porque no había nada que hacer, la columna no respondía. No podía mover los pies. Solo podía moverse en una silla de ruedas.
En esos  días los sacerdotes invitaron a misa por el pronto restablecimiento de Douglas, un hombre- decían – lleno de buenas intenciones. Nadie olvida que entre los asistentes de la primer fila estaba toda la directiva de la asociación de criadores de toros los que uno a uno habló de la manera más que cínica para defender la fiereza de los toros y recomendar  prudencia a la gente para que no se produzcan –decían- accidentes lamentables como éste.  Nadie, mucho menos los sacerdotes, comentó como fue a parar Douglas en el rodeo de toros, cuando ni siquiera sabía montar.
En realidad la misa se parecía más a un acto de criadores de toros que a una misa normal.
Mientras tanto, para Douglas su vida se le desplomaba. Ya nunca volvería a caminar y la tendencia era a la paralización completa del cuerpo.
Cuando preparaba maletas,  para irse definitivamente a Estados Unidos llegó un mensajero que no dijo quién lo enviaba, pero que traía una correspondencia que decía urgente en el sobre.
Douglas abrió la correspondencia, era una carta que en sus párrafos centrales decía:
Sr. Douglas G. Smith
Quiero presentarme. Yo hasta hoy era el gerente general de la más importante licorera del país  conocida como Nubes del norte s.a.
Don Douglas yo estuve presente en todas las gestiones de las dos licoreras en el problema con usted como Alcalde. Yo era el Delegado con plenos poderes encargado de todos los contactos, gestiones y desembolso de dinero.
Las dos licoreras nacionales, me eligieron como su representante para hacer frente a las acciones de Douglas G. Smith.
Le escribo a manera de denuncia, porque tengo la absoluta certeza que ellos son los que se encargaron de todo, absolutamente de todo. Yo sólo lo ejecutaba. Tengo en mi poder copia de todos los cheques emitidos, su destinatario y el monto del mismo . Los pongo a su disposición con mucha vergüenza, por el mal que he hecho, para lo que estime necesario.
Los únicos que no fueron pagados por las licoreras fueron los hermanos que quebraron el vidrio de su camioneta, y no les apoyamos porque sabíamos que tenían vínculos con el narcotráfico.
Don Douglas, cuando las madres insultaban en la Alcaldía, eran impulsadas por sus maridos, los que habían recibido en su mano, cada uno de ellos la suma de 200 dólares que les entregó en persona mi asistente en la casa de un señor que después supe que era el cuñado del Vice Alcalde.
Cuando los galleros protestaban les estábamos respaldando con un cheque de cinco mil dólares que yo mismo negocié con ellos.
Cuando los sacerdotes iniciaron su lucha y movilización contra el Alcalde, quienes les entregaron dinero para sus acciones fue la asociación de galleros que a su vez recibió de las licoreras dos mil dólares para entregárselo a ellos.
Recuerda usted cuando uno de los sacerdotes decía que no aceptaba chantajes  en alusión directa a usted. Ese día le entregamos cuatro mil dólares a la asociación de criadores de  toros para que se los entregara a los sacerdotes.
Recuerda cuando los sacerdotes se fueron a hablar con los jefes de migración. Los contactos se hicieron por medio de las licoreras y más concretamente yo hice el contacto y conmigo acordaron la fecha y hora de la entrevista. Precisamente parte de los cuatro mil dólares se usaron para acelerar las cosas, usted me entiende.
Su camioneta la incendió su propio chofer y yo le entregué por medio de mi asistente la suma de mil dólares para que lo hiciera.
Su casa, se la regalaron al Vice Alcalde como premio por la cooperación, entre otras cosas por haber quemado parte del edificio de la Alcaldía que usted había construido con su dinero. Esa casa la compraron las licoreras y si revisa los papeles el testaferro que aparece comprando soy yo.
Dado que toda esta información se la hice llegar a las autoridades de la iglesia y la policía tuve que renunciar con carácter de urgencia y ya me encuentro con parte de mi familia en los Estados Unidos, porque también mi madre, al igual que la suya es norteamericana.
Antes de salir del país me di cuenta de la separación del cargo de los dos sacerdotes por parte de las autoridades eclesiásticas, porque según dichas autoridades los sacerdotes actuaron al margen de la institución, es decir, lo hicieron en su carácter personal, y no dieron cuenta a nadie del motivo del dinero recibido, ni mucho menos hicieron mención al mismo.
Para su información le dejo parte del comunicado de las autoridades de la Iglesia.
………el comportamiento de estos sacerdotes está muy alejado de nuestras prédicas y eso lo hemos demostrado por siglos. Queremos ser enfáticos, nuestra iglesia funciona para servir al prójimo, no para destruir y mucho menos para servir a oscuros intereses.
Nosotros como iglesia no necesitamos escudarnos en ningún poder económico para enfrentar a quienes se oponen a nuestros postulados espirituales. Nos respalda el Todopoderoso y nadie más.
Pedimos disculpas públicamente a quienes la conducta de estos sacerdotes haya afectado. Muy especialmente al Sr. Alcalde por quien elevamos nuestras oraciones por su restablecimiento en su quebrantada salud.
Don Douglas, no deseo opinar sobre este comunicado porque no quiero seguir equivocándome. Sólo se lo entrego para su información.
He renunciado a todos mis cargos y me voy con un peso en la conciencia que dudo me lo pueda sacar de encima. Finalmente quería decirle que  cuando escribo estas líneas siento la sensación que me aplasta un tren, pero tenía que hacerlo porque todavía me queda algo de humano.
Douglas finalizó de leer aquella espeluznante confesión y recordó con nitidez las palabras de Don Jaime, aunque ya era demasiado tarde: “Las fuerzas más tenebrosas, no obstante son las del gran capital, las que tienen expresión nacional, esas pueden hacerle la vida imposible sin dar la cara”.
El pito de la  camioneta de Don Jaime lo hizo volver a la realidad porque ya era hora de partir.
Ya no había nada más que comentar, sólo que al partir recordó aquellas palabras de su ex esposa Deborah, que se expresaba muy mal de los habitantes de Chatacity, sobre todo por su falta de interés por el trabajo y por los días y días perdidos bebiendo licor en fiestas religiosas, que de religiosas poco tenían según decía ella . Aquellas palabras, motivo de varias discusiones ahora se le venían a la mente y no se le quitaban del recuerdo: “Douglas, no seas ingenuo, que los  muros de piedra no son buenos para estrellar la cabeza”. También recordaba como insistía con el muro de piedra, en donde ubicaba a los pobladores y sus autoridades y reiteraba, recuerda que tienen doble discurso así que la frase completa para que la guardes en tus anotaciones y la puedas leer al final de tus aventuras es:”El muro de piedra pide disculpas a la cabeza que se estrelló”.







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