viernes, 29 de julio de 2011

Los muros de piedra no son buenos para estrellar la cabeza

Relatos rurales para dormir con un ojo abierto
VIII.Los muros de piedra no son buenos para estrellar la cabeza
Juan Carlos Santa Cruz C.
Nindirí, 28 julio 2011
Parece cosa facil hacer que un pueblo avance de lo tradicional a lo moderno, o lo que es más sencillo que abandone lo malo y asuma lo bueno. Douglas Guzmán Smith creía que era sencillo, y alrededor de esta incógnita se desarrolla el presente relato.
Nos encontramos frente a un pueblo tradicional, con escasas fuentes de trabajo, en donde parte de la gente parece que amanece cansada del mismo ocio, por no hacer nada.
Una porción del pueblo, la más antigua está en el borde de la montaña y la más reciente ocupa parte de un inmenso valle.
La gente en el pasado le llamaba ciudad chatarra, luego fue cambiando por Chatacity y así se llama ahora. Comentan que el nombre devino porque una serie de alemanes pro nazi que vivían en este pueblo para la segunda guerra mundial negociaron la compra de todo el acero disponible para sacarlo del pueblo de manera semi clandestina para Alemania. Como la mayoría de la chatarra era de la Alcaldía, en reciprocidad los alemanes les construyeron un estadio de doble función de beisbol y como barrera de toros.
Antes de presentar al personaje central del relato, hacemos una descripción somera de las fuerzas vivas del pueblo, que hace ya tiempo fue declarado ciudad. Diez finqueros son los dueños del valle, incluso donde está enclavada parte de la ciudad. El área de influencia de los finqueros es de unos 20 km a la redonda.
Ninguna decisión importante se toma en el pueblo sin solicitarles opinión. Son dueños de ganadería y equinos en abundancia.
La Iglesia católica es una fuerza tradicional profundamente enraizada en la población, y es casi siempre la que da la última palabra de lo que se va a hacer o por qué no se hará.
Los políticos que actúan en el medio a veces incursionan con fondos propios y lanzan candidaturas independientes pero la tendencia es la contraria.
El Alcalde cuenta con un magro presupuesto de manera que en los hechos es una figura decorativa desde el punto de vista de las decisiones. Los delegados del poder central tienen bajo perfil y son casi intrascendentes en el medio.
Tal como ocurre en toda América Latina la migración es el pan de cada día. Así es como el papá de Douglas Guzmán Smith fue a parar a Estados Unidos desde muy joven. Allá trabajó duro, se casó con una norteamericana con muchos recursos y luego se convirtió en un importante industrial y comerciante. De hecho se puede decir que era un multimillonario.
El papá de Douglas nunca renunció a su nacionalidad por lo que Douglas también la tuvo a pesar de haber nacido en Estados Unidos. Allí se graduó de Ingeniero, luego hizo una maestría y posteriormente un Doctorado (Phd) en ingeniería industrial. En tanto hijo único heredó la fortuna de sus padres y junto a ella una gigantesca red de relaciones comerciales y sociales de gente del mismo status de su familia.
Cansado de la tensión empresarial, sobre todo la ligada a la bolsa de valores, Douglas decide hacer un alto en el camino y regresar al pueblo de origen de su papá.
Con antelación había comprado una casa en la capital departamental porque su esposa, también norteamericana no le gustaba vivir en el pueblo aquel.
Douglas tenía además muchos amigos de universidad que sabían bastante de beisbol, así que no dudó en hacer los contactos correspondientes con unos y otros, y en un abrir y cerrar de ojos llegó una delegación y en pocos días estaban entrenando a los peloteros locales. En ese año crecieron mucho, al extremo que clasificaron campeones departamentales.
Aquello fue la noticia del año, y con ello el principal homenajeado era Douglas, que en poco tiempo había ganado el cariño de todos, particularmente porque no escatimaba en colaborar monetariamente con las actividades sociales, como fiestas patronales, beisbol, carreras de caballos entre otros.
Pasaron cuatro meses y Douglas, por presión de su esposa decide regresar a Estados Unidos. Este sería el único viaje de ella que en cuanto llegó a Estados Unidos inició los trámites de divorcio con Douglas. Estaba sumamente resentida porque Douglas prácticamente la dejó abandonada en un hotel durante casi cuatro meses de estadía. Concretado el divorcio Douglas se sintió con más libertad de movimientos. Tenía una idea en mente y quería compartirla con los amigos de la universidad y otros ámbitos, y si ellos estaban de acuerdo les solicitaría ayuda.
Douglas había tomado la decisión de disputar electoralmente la Alcaldía del pueblo de Chatacity. Era un proyecto bonito y le pareció muy interesante desde el punto de vista social aunque sus amigos empresarios les costaba entender porque no veían ganancias por ningún lado. Es que ellos entendían casi solo de rentabilidad económica, pero no obstante les agradaba la idea de un gran instituto politécnico para especializar a los jóvenes .
Regresó con su proyecto a Chatacity, y en seis meses había finalizado la construcción de un complejo habitacional, que con el tiempo pensaba ampliar para crear las bases de una escuela tecnológica.
En el plano social, inició sus contactos con uno de los factores del poder. Invitó a cenar a los dos sacerdotes del pueblo, y esa misma noche les entregaría un cheque para refaccionar la iglesia, cuya estructura databa del 1809 aproximadamente.
No tenía claro como abordar a los caballistas. Cortó por lo claro, viajó a México y regresó al pueblo con 20 caballos puros destinados a la reproducción y 40 yeguas del tipo peruano.
Días después los llevó a una pequeña finca que había adquirido, y solicitó reunión urgente con la asociación de caballistas. Ese día hizo entrega solemne de los caballos a dicha asociación. Para no recargar sus potreros les destinó un potrero para las yeguas y otro para los caballos y se los puso a la orden de la asociación, entregando solemnemente sus llaves al presidente de la asociación. Esta asociación sería su principal aliada en su gestión.
En los tres meses siguientes se vinculó socialmente y se convirtió en el hombre más codiciado de las mujeres del pueblo, aunque él muy responsablemente mantenía una cordial distancia. Se había educado en Estados Unidos y no quería confundir los roles.
Poco a poco el apellido Guzmán fue sustituído por Smith, de manera que posteriormente solo por Smith se le conocía.
Llegó el periodo de la campaña electoral y la asociación de caballistas no dudó en lanzar su candidatura. Smith para Alcalde, fue a partir de ese momento la opción de la gente. Realizadas las elecciones obtuvo casi un 80% de votación. Lo más importante es que contaba con el apoyo incondicional de las fuerzas vivas.
Douglas había nacido en Estados Unidos, había sido educado allí, había trabajado allí y como es lógico pensaba como un norteamericano. Antes de cualquier iniciativa de desarrollo tenía que fijar las reglas de juego.
Douglas había sido muy cauto en su campaña electoral sin dar pautas de lo que pensaba hacer en lo inmediato.
En sus viajes a Estados Unidos había solicitado ayuda financiera y de recursos humanos. De manera que no tenía ningún problema de dinero para sus cuatro años de gobierno. Precisamente ya estaban en Chatacity un grupo de 20 especialistas en todas las áreas que Douglas había contratado en Estados Unidos con salario y beneficios sociales de Estados Unidos,  y con todos los gastos pagados.
Al mes de gobierno Douglas hizo su primera aparición dando a conocer un paquete de anuncios que generarían expectativas en unos y contrariedad en otros. No presentó una propuesta acabada, sino que eran como las premisas fundamentales en las cuales debían transitar si querían avanzar y modernizarse.
Entre las cosas más destacadas de su intervención se señalan ocho puntos:
Que había que superar la haraganería y trabajar los sábados y los lunes. Que parecía el colmo que no fueran a trabajar el lunes por estar de goma.
Que había demasiadas cantinas abiertas a todas las horas y que eso atentaba contra la salud pública.
Que había que ponerse de acuerdo para que las actividades religiosas, particularmente las fiestas patronales se hicieran los fines de semana y no afectaran la vida laboral.
Que no era plausible que en las fiestas religiosas se siguiera vendiendo licor.
Que atentaba contra el estado moral de las familias y en particular de los niños el que se bebiera licor durante las piñatas de los niños.
Que las riñas de gallos eran un acto de crueldad que fomentaba la violencia y que lo mismo ocurría con las corridas de toros.
Que sería inflexible con aquellos que fomentaran las peleas de perros, que hasta el momento se hacían clandestinamente.
Que era un atentado a la salud pública la cría de cerdos en plena ciudad.
Desde el punto de vista gráfico el pueblo se estremeció. En realidad a Douglas lo tenía sin cuidado porque poseía suficiente dinero para implementar todas las medidas, además que cada una de ellas apuntaba a una vida sana y responsable. Era evidente que pensaba como norteamericano con un pragmatismo extraordinario.
En su  alocución había tocado varios resortes del poder local. En primer término estaba  decidiendo sobre la dinámica de la iglesia católica e incluso quería fijarle un tiempo para sus festividades.
El segundo grupo de poder afectado, que en los hechos es el más fuerte,  era el de la distribución de licor y sus afines como cervezas, y otros.
El tercer grupo de poder los dueños de gallos de pelea que tenían grandes criaderos y que eran líderes en la región.
Ponía en alerta a los criadores de toros que podrían perder un importante negocio, también de tipo regional.
Para completar ponía en sobre aviso a los criadores de perros de pelea todos ellos de raza y en donde circulaba mucho dinero.
Finalmente se estaba metiendo en un tema sumamente delicado como es el de las familias, concretamente en el estilo de organizar las piñatas de los niños.
Había tocado al unísono aspectos histórico culturales y económicos, y con ello a las fuerzas de poder. En una semana hubo más encuentros entre los sectores que los que se habían dado en dos años juntos. Iban y venían los camionetones y emisarios de grupos económicos y culturales.
Mientras, Douglas había organizado un retiro con sus asesores y contrapartes locales, con el propósito de implementar las propuestas. Entre sus asesores como se dijo antes había una inmensa mayoría de tecnócratas norteamericanos muy jóvenes y dinámicos.
La Iglesia católica mantenía una prudencial distancia de los grupos económicos. No hay que olvidar que habían recibido un cheque de regular cantidad de dinero para refaccionar la estructura de la iglesia frente al parque central. También  es justo decirlo que ellos no le solicitaron dinero a Douglas sino que todo partió de él.
Una tarde algo lluviosa mientras hacía ejercicios, al salir propiamente del estadio de beisbol,  se le acercó un anciano, de porte atlético, y le saludó con amabilidad. Douglas iba a continuar su camino hacia el carro porque el hecho que alguien le saludara no era de extrañar ,en primer lugar porque en el pueblo existe la costumbre de que todo el mundo se saluda, y en segundo lugar él era el Alcalde. Disculpe amigo Douglas, quisiera que me permitiera en algún momento un espacio para una entrevista y disculpe que lo haga en momentos poco apropiados, pero desde que me jubilé y me vine de Estados Unidos siento alergia por todo lo que es burocracia. Mi nombre es Jaime  Santillana Eguren, y viví aquí en mi juventud, trabajé en Estados Unidos, ahora jubilado he regresado para mayor tranquilidad. Quiero decirle que fui muy buen amigo de su papá sobre todo que estudiamos secundaria juntos en este mismo pueblo. La primaria no porque la hice en América del Sur, allá por el Rio de la Plata de donde eran oriundos mis padres.
Disculpe Don Jaime, así que usted fue amigo de mi papá, pero qué bueno, es la primer persona que me da esa alegría. Véngase mañana a las ocho en punto a mi oficina y tendremos cuarenta y cinco minutos para hablar. Está bien, así quedamos y como corresponde seré puntual, respondió Don Jaime, se despidió, y luego le silbó a su perro, un pastor alemán que corría y corría dado que era la hora de su paseo vespertino.
A las ocho en punto, ahí estaba Don Jaime en la recepción de la Alcaldía y también a las ocho en punto le recibió Douglas. Era evidente que provenían de la misma escuela disciplinaria.
Don Jaime comenzó directo, sin preámbulos. Vea Douglas (y disculpe que le llame así porque me siento que estoy hablando con mi hijo), usted se precipitó demasiado y eso en Chatacity no funciona. Se hizo un corto silencio y ambos se quedaron viendo a los ojos.
La Iglesia tiene varios siglos- prosiguió don Jaime –de festejar sus fiestas patronales, y es toda una tradición que forma parte intrínseca de la vida misma de este pueblo. Opinar sobre las actividades de la Iglesia católica aquí es como tocar a Dios con las manos sucias. Ellos opinan sobre todo, porque se consideran que están por encima del bien y el mal, pero, nadie puede opinar sobre ellos y el que se atreve le va muy, muy mal.
Igual tiempo llevan los pobladores en abundante consumo de licor en estas festividades, sin importarles cuanto tiempo transcurre, si al fin y al cabo el trabajo no los presiona.
Usted sin duda tiene razón en la implementación de las medidas, que aquí se consideran drásticas, pero que en Estados Unidos, usted sabe, que así es y nadie se queja.
Hay algo si muy importante y es que las buenas intenciones no bastan, también hay que convencer al poder para hacer cambios en las tradiciones, no tanto por las tradiciones sino por rentabilidad de las mismas.
He querido venir a decirle esto personalmente, porque las fuerzas económicas que usted ha tocado en sus medidas no se harán esperar y contraatacarán con rudeza, me refiero a las más rudas, como son los ganaderos. Habrá otras fuerzas que casi nunca van a dar la cara pero que actuarán a través de intermediarios, todos ellos también poderosos en este medio.
Finalmente, tenga cuidado, que las fuerzas económicas más atrasadas como son los ganaderos pueden incluso cometer ciertas tropelías,  porque sepa que son atrasados de verdad, nadie jamás les ha dicho nada, porque ellos deciden en este pueblo. Las fuerzas más tenebrosas, no obstante son las del gran capital, las que tienen expresión nacional, esas pueden hacerle la vida imposible sin dar la cara.
La conversación luego derivó en cuestiones más personales, casi familiares. Don Jaime se retiró con la convicción de la misión cumplida y Douglas sonreía por haber encontrado un amigo de su padre que le hablaba como él. Don Jaime sería siempre la única persona a la que Douglas visitaba y se auto invitaba para almorzar.
Una mañana apareció el vidrio trasero de la camioneta de Douglas partido en cuatro pedazos. Después se supo que era obra de dos hermanos galleros que pasaron dándole con un bate. Parecía una advertencia de lo que podría pasarle si se metía con los galleros.
Douglas recordó las palabras de don Jaime y se fue de inmediato a la capital  y a través de su abogado logró una entrevista con el jefe de la policía. Se comenta que ese mismo día hizo entrega a las autoridades policiales de un cheque para alquilar un edificio donde estaría alojada la policía, que cubriría el salario anual de 15 policías profesionales, así como el gasto anual de la unidad.
Con esta entrega, en cinco días estaba la unidad policial montada con 15 policías profesionales y un oficial de alto rango al mando. No era una policía al servicio de Douglas sino que venía a llenar un gran vacío en la región, que por falta de presupuesto no se había hecho realidad. Incluso  la noticia salió en los medios nacionales porque apuntaba a garantizar la seguridad ciudadana.
Tres días después de inaugurada la sede policial capturaron a los dos hermanos galleros a quienes hubo que reducir por la fuerza por haber atentado contra la autoridad y sus agentes haciendo uso de escopetas de cañón recortado.
Era evidente que Chatacity estaba viviendo una situación nueva, totalmente desconocida por sus habitantes. La detención de los galleros provocó una indagación más a fondo y generó más detenciones, ya no por el vidrio quebrado sino por el inusual  sobre vuelo y aterrizaje al menos una vez a la semana de una avioneta en la finca de los mencionados hermanos galleros. El pueblo estaba algo nervioso porque nunca había visto a la especialidad canina de la policía entrando y saliendo en varias casas del pueblo. La cosa se complicó porque los perros identificaron y neutralizaron en un galerón abandonado a un sujeto que no era de Chatacity y que al igual que los hermanos galleros estaba armado con escopeta calibre 12 con cañón recortado.
A partir de ese momento la situación pasó a ser controlada por la especialidad de Droga Nacional, y todos los capturados incluidos los hermanos galleros fueron remitidos esposados hacia la capital.  El detenido era el co piloto de la avioneta, y trascendió que tenía nacionalidad colombiana.
Después se supo que lo del vidrio quebrado no tenía nada que ver con los criadores de gallos, sino que fue motivado por un incidente entre uno de los hermanos galleros y su esposa, ambos pasados de tragos, en donde salieron a relucir recriminaciones y desafíos.  La esposa manifestó que prefería mil veces al Alcalde que era un hombre elegante, y bien parecido a él que era un desgreñado, mal oliente y que casi todos los días se emborrachaba.
De todos modos el problema siguió y fue manipulado por la asociación nacional de galleros que sacó un comunicado en los periódicos arremetiendo contra Douglas, diciendo que se trataba de un extranjero que quería limitar la libertad de empresa en el municipio.
Douglas cortó por lo sano, diciendo que no polemizaría con gente ajena al municipio. A la semana siguiente clausuró las cuatro galleras del pueblo por considerarlas como un foco de perdición y de crueldad. Los hermanos galleros siguieron detenidos y los dueños de las cuatro galleras se trasladaron con todas sus infraestructuras al municipio contiguo donde no había prohibiciones.
Los distribuidores nacionales de licor prefirieron la negociación para regular la venta de licor en el mediano plazo, aunque en realidad parecía que estaban tratando de indagar hasta dónde llegarían las acciones del Alcalde, dado que su distribución era nacional y no les interesaba polemizar con una ciudad.
La primer derrota de Douglas se la dieron los padres de familia que no concebían que un Alcalde se metiera en su vida familiar de cómo organizar las piñatas de los niños. Llegaron a la Alcaldía unos cuatrocientos padres de familia y en un acto poco usual quemaron llantas y lanzaron sus consignas a través de varios megáfonos. Ellos argumentaban que se les estaba violando sus derechos de familia, y que ni siquiera en sus casas podrían beber tranquilos. Comentaban por el megáfono que era una falta de respeto que un recién llegado quisiera destruir una tradición de años, de sus padres y abuelos.
En una segunda fase del plantón se pusieron todas las mujeres encabezando el grupo. Las mujeres a todo pulmón coreaban frente a la oficina del Alcalde:”Alcalde, Alcalde, entre el ser y el no ser, a usted lo que le falta es una mujer”. Otras consignas un poco más groseras como la siguiente:”Alcalde, Alcalde, usted nos trata como a matones, y nosotros le decimos no nos gustan los maricones y tampoco los cochones”.”Alcalde, Alcalde, lávese  sus patas, y no se meta con nuestros niños y sus piñatas”. Esta ultima era cantada y estaba acompañada por tambores que ejecutaban niños.
Douglas al oir estas consignas irrespetuosas y orientadas a provocar un incidente salió al balcón y les dijo que la medida no se iba a implementar. Los sofocados marchistas se alejaron de inmediato, no sin antes dejar pintadas las paredes con las consignas ante anunciadas.
Ahora iba con los toros de lidia, pero esta vez fue más radical ordenando el cierre del estadio para todo tipo de presencia de toros en el mismo. Nadie dijo nada, pero se sabía que este era el grupo económico más violento y que no se quedarían con los brazos cruzados.
En otro orden de cosas la refacción de la iglesia, iba a todo vapor. Era evidente que le estaban dando buen uso al cheque ya que habían conseguido gran cantidad de trabajadores voluntarios para poder finalizar el trabajo, incluso sacaron la noticia en los periódicos.
Una vez finalizada la obra y haciendo gala de independencia de criterios, agradecieron la ayuda de Douglas, y a continuación dejaron claro que no aceptarían ofensas a Dios (así lo veían ellos)  por quienes quieren cambiar fechas sagradas y porque a alguien se le ocurra tiene que trasladarse las sagradas conmemoraciones para los fines de semana. La alusión fue directa para Douglas sin mencionar su nombre.
Dos cheques recibieron los sacerdotes en carácter de donación por parte de los criadores de toros, según anduvieron comentando en mesas de tragos algunos de ellos. La arremetida de los sacerdotes no se hizo esperar al hacer saber a los fieles que ellos habían aceptado el cheque de Douglas como Alcalde y como Iglesia y que eso no afectaba para nada su independencia de criterios. Además que agregaban de manera desafiante que como iglesia no necesitaban dinero de nadie para enfrentar posiciones como la del Sr. Alcalde que pretendía incidir en las actividades de la iglesia. Se cuidaron de decir el destino de los cheques de los criadores de toros, que por otra parte no lo hicieron público.
Después de este discurso desafiante, los pobladores consideraron que era una blasfemia querer cambiar fechas sagradas. Consideraban que la santa madre iglesia estaba siendo atacada por un extranjero, que parecía no ser católico. En verdad que en sus rostros se perfilaban imágenes de guerreros de la edad media, que en lugar de espadas traían machetes.
Se formó una aglomeración frente a la Alcaldía. Antes de trasladarse hacia ese lugar pasaron por la iglesia y el sacerdote les pidió conservar la calma, que el Alcalde no era un enemigo de la iglesia, y lo estaba demostrando con hechos como era el caso de la refacción de la casa de Dios. Los pobladores estaban enardecidos ,los ánimos se presentaban muy caldeados y daba la impresión que se trataba de acciones que se habían venido madurando desde antes. Cogieron sus machetes y siguieron raudos hacia la Alcaldía.
No se sabe cómo ,pero, en un segundo se incendió la camioneta del Alcalde y de inmediato estalló en llamas gran parte del edificio de la Alcaldía, justo en la sala de sesiones del Concejo y la oficina del Alcalde y Vice Alcalde. Hubo que llamar a los bomberos de la capital del departamento.
Los manifestantes se retiraron, y luego serían fruto de una fuerte reprimenda verbal de parte del sacerdote, quien asumió como una ofensa a la iglesia lo que habían hecho sus fieles.
En privado se sabía que había malestar por la debilidad de la posición de las licoreras porque la venta de licor en las fiestas patronales era la base de los ingresos para todos. Es de suponer quienes eran los que reclamaban porque en esto de las fiestas patronales hay mucho dinero en juego, además que con tragos la gente gasta más y es más generosa.
Discursos van , sermones vienen y el asunto es que la negociación con las licoreras se trabó. Trascendió que las cosas estaban tomando un cariz más directo ya que era de conocimiento de varios que los galleros habían entregado una considerable suma de dinero a los concejales, al extremo que les convenciera que había que destituir a Douglas. Uno de los concejales, leal a Douglas, hizo la denuncia pública y todos los interesados negaron rotundamente la especie, inflando más el asunto con interminables discursos que ni ellos se los creían.
Con esta denuncia pública los concejales decidieron detener cualquier tipo de acción contra Douglas. Fue así que surgió otra embestida. Fueron los sacerdotes que se trasladaron a la capital, lograron una audiencia con el jefe de Migración  y Extranjería,y en una semana estaban haciendo maletas todos los extranjeros que se encontraban trabajando sin autorización del Ministerio del Trabajo, en la asesoría de Douglas. Así quedaba descabezado el equipo de tecnócratas que ya tenían todo listo para la ejecución de sus propuestas.
Douglas aguantó un mes más. Tenía el panorama claro y estaba convencido que había doble moral en los ataques que le hacían. Cuando recibía los gritos e insultos de los padres de familia que hablaban por sus niños, Douglas leía que hablaban por la defensa del consumo de licor. Cuando  hablaban de tradición cultural, de identidad y otras cosas parecidas Douglas leía  que se trataba de no perder regalías del poder económico, y de intereses económicos propiamente.
Transcurrido el mes, Douglas presentó su renuncia la que fue aceptada de inmediato por los concejales, quienes procedieron a nombrar en su lugar al Vice Alcalde, un antiguo empleado en las fincas de uno de los dirigentes de la asociación de criadores de toros.
Hubo una semana de fiesta, sin que nadie supiera exactamente por qué de la fiesta, pero era de suponer que se trataba de festejar el triunfo de la libertad sobre el autoritarismo.
Las galleras estaban desbordadas, incluso hicieron un mini certamen departamental, lo que originó como es de suponer una matanza de gallos. Una fiesta gallera chorreando sangre en abundancia. Las corridas de toro en lo fino, si hasta parecía fiesta nacional. No se sabe de donde surgieron tantas piñatas y tanta abundancia de licor.  Todo coincidió con las fiestas patronales que esta vez como quien dice tiraron la casa por la ventana y en lugar de dos días la hicieron de una semana.
Douglas decidió quedarse un mes más dado que tenía que dejar en orden ciertos documentos y sus propias propiedades. Vendió su complejo habitacional por menos de la mitad de precio a un comprador de la capital y se fue a vivir en una casa pequeña que la tenía destinada a protocolo de la Alcaldía.
Una tarde de fines de julio cuando comenzaban las fiestas patronales, la Asociación de caballistas le rindió un emotivo homenaje. Ellos siempre fueron sus aliados. Luego le invitaron a inaugurar un desfile hípico que se llevaba a cabo en el Estadio.
Al finalizar los hípicos, Douglas entregó el caballo y ya se iba a retirar cuando al pasar por uno de los pasillos fue tomado por la fuerza por cuatro sujetos que lo obligaron a montarse en un toro y que de inmediato abriera la fiesta, según decían entre risas.
El toro desde que abrieron la puerta comenzó a dar brincos y casi enseguida arrojó al suelo a Douglas que quiso incorporarse y correr, pero el toro lo embistió con sus filosos cuernos  justo a la altura de la columna. De inmediato se desmayó. Como pudieron lo rescataron los miembros de la asociación de caballistas y lo llevaron al hospital departamental.
Tres días después era dado de alta, porque no había nada que hacer, la columna no respondía. No podía mover los pies. Solo podía moverse en una silla de ruedas.
En esos  días los sacerdotes invitaron a misa por el pronto restablecimiento de Douglas, un hombre- decían – lleno de buenas intenciones. Nadie olvida que entre los asistentes de la primer fila estaba toda la directiva de la asociación de criadores de toros los que uno a uno habló de la manera más que cínica para defender la fiereza de los toros y recomendar  prudencia a la gente para que no se produzcan –decían- accidentes lamentables como éste.  Nadie, mucho menos los sacerdotes, comentó como fue a parar Douglas en el rodeo de toros, cuando ni siquiera sabía montar.
En realidad la misa se parecía más a un acto de criadores de toros que a una misa normal.
Mientras tanto, para Douglas su vida se le desplomaba. Ya nunca volvería a caminar y la tendencia era a la paralización completa del cuerpo.
Cuando preparaba maletas,  para irse definitivamente a Estados Unidos llegó un mensajero que no dijo quién lo enviaba, pero que traía una correspondencia que decía urgente en el sobre.
Douglas abrió la correspondencia, era una carta que en sus párrafos centrales decía:
Sr. Douglas G. Smith
Quiero presentarme. Yo hasta hoy era el gerente general de la más importante licorera del país  conocida como Nubes del norte s.a.
Don Douglas yo estuve presente en todas las gestiones de las dos licoreras en el problema con usted como Alcalde. Yo era el Delegado con plenos poderes encargado de todos los contactos, gestiones y desembolso de dinero.
Las dos licoreras nacionales, me eligieron como su representante para hacer frente a las acciones de Douglas G. Smith.
Le escribo a manera de denuncia, porque tengo la absoluta certeza que ellos son los que se encargaron de todo, absolutamente de todo. Yo sólo lo ejecutaba. Tengo en mi poder copia de todos los cheques emitidos, su destinatario y el monto del mismo . Los pongo a su disposición con mucha vergüenza, por el mal que he hecho, para lo que estime necesario.
Los únicos que no fueron pagados por las licoreras fueron los hermanos que quebraron el vidrio de su camioneta, y no les apoyamos porque sabíamos que tenían vínculos con el narcotráfico.
Don Douglas, cuando las madres insultaban en la Alcaldía, eran impulsadas por sus maridos, los que habían recibido en su mano, cada uno de ellos la suma de 200 dólares que les entregó en persona mi asistente en la casa de un señor que después supe que era el cuñado del Vice Alcalde.
Cuando los galleros protestaban les estábamos respaldando con un cheque de cinco mil dólares que yo mismo negocié con ellos.
Cuando los sacerdotes iniciaron su lucha y movilización contra el Alcalde, quienes les entregaron dinero para sus acciones fue la asociación de galleros que a su vez recibió de las licoreras dos mil dólares para entregárselo a ellos.
Recuerda usted cuando uno de los sacerdotes decía que no aceptaba chantajes  en alusión directa a usted. Ese día le entregamos cuatro mil dólares a la asociación de criadores de  toros para que se los entregara a los sacerdotes.
Recuerda cuando los sacerdotes se fueron a hablar con los jefes de migración. Los contactos se hicieron por medio de las licoreras y más concretamente yo hice el contacto y conmigo acordaron la fecha y hora de la entrevista. Precisamente parte de los cuatro mil dólares se usaron para acelerar las cosas, usted me entiende.
Su camioneta la incendió su propio chofer y yo le entregué por medio de mi asistente la suma de mil dólares para que lo hiciera.
Su casa, se la regalaron al Vice Alcalde como premio por la cooperación, entre otras cosas por haber quemado parte del edificio de la Alcaldía que usted había construido con su dinero. Esa casa la compraron las licoreras y si revisa los papeles el testaferro que aparece comprando soy yo.
Dado que toda esta información se la hice llegar a las autoridades de la iglesia y la policía tuve que renunciar con carácter de urgencia y ya me encuentro con parte de mi familia en los Estados Unidos, porque también mi madre, al igual que la suya es norteamericana.
Antes de salir del país me di cuenta de la separación del cargo de los dos sacerdotes por parte de las autoridades eclesiásticas, porque según dichas autoridades los sacerdotes actuaron al margen de la institución, es decir, lo hicieron en su carácter personal, y no dieron cuenta a nadie del motivo del dinero recibido, ni mucho menos hicieron mención al mismo.
Para su información le dejo parte del comunicado de las autoridades de la Iglesia.
………el comportamiento de estos sacerdotes está muy alejado de nuestras prédicas y eso lo hemos demostrado por siglos. Queremos ser enfáticos, nuestra iglesia funciona para servir al prójimo, no para destruir y mucho menos para servir a oscuros intereses.
Nosotros como iglesia no necesitamos escudarnos en ningún poder económico para enfrentar a quienes se oponen a nuestros postulados espirituales. Nos respalda el Todopoderoso y nadie más.
Pedimos disculpas públicamente a quienes la conducta de estos sacerdotes haya afectado. Muy especialmente al Sr. Alcalde por quien elevamos nuestras oraciones por su restablecimiento en su quebrantada salud.
Don Douglas, no deseo opinar sobre este comunicado porque no quiero seguir equivocándome. Sólo se lo entrego para su información.
He renunciado a todos mis cargos y me voy con un peso en la conciencia que dudo me lo pueda sacar de encima. Finalmente quería decirle que  cuando escribo estas líneas siento la sensación que me aplasta un tren, pero tenía que hacerlo porque todavía me queda algo de humano.
Douglas finalizó de leer aquella espeluznante confesión y recordó con nitidez las palabras de Don Jaime, aunque ya era demasiado tarde: “Las fuerzas más tenebrosas, no obstante son las del gran capital, las que tienen expresión nacional, esas pueden hacerle la vida imposible sin dar la cara”.
El pito de la  camioneta de Don Jaime lo hizo volver a la realidad porque ya era hora de partir.
Ya no había nada más que comentar, sólo que al partir recordó aquellas palabras de su ex esposa Deborah, que se expresaba muy mal de los habitantes de Chatacity, sobre todo por su falta de interés por el trabajo y por los días y días perdidos bebiendo licor en fiestas religiosas, que de religiosas poco tenían según decía ella . Aquellas palabras, motivo de varias discusiones ahora se le venían a la mente y no se le quitaban del recuerdo: “Douglas, no seas ingenuo, que los  muros de piedra no son buenos para estrellar la cabeza”. También recordaba como insistía con el muro de piedra, en donde ubicaba a los pobladores y sus autoridades y reiteraba, recuerda que tienen doble discurso así que la frase completa para que la guardes en tus anotaciones y la puedas leer al final de tus aventuras es:”El muro de piedra pide disculpas a la cabeza que se estrelló”.







jueves, 28 de julio de 2011

Don Carlos Santa Cruz un artesano de las ideas

DON CARLOS SANTA CRUZ   UN ARTESANO DE IDEAS 
Anotaciones de Juan Carlos Santa Cruz Clavijo





Managua, Nicaragua, Enero 2010














CONTENIDO
Introducción
Relaciones familiares
Tareas del hogar
Relación con vecinos y amigos
El obrero de obras públicas
Habilidades y especialidades
Un mecánico singular
Tareas de hojalatería
Reparación de cargadores de batería
Reparación de radios
Carpintería de construcción
Organización del tiempo
Pre requisitos de eficiencia
Un perfil urbano en el medio rural
Curaciones en base a agua
Disciplina en la mesa
Valores
Reforestación
Un cliente con crédito abierto
Un trabajador insigne fortalecido por nuestra madre
Un constructor de futuros
Valoración acerca del artesano de ideas
Reflexión final

Breve introducción
Este es un relato testimonial que tiene el propósito de rescatar las vivencias más significativas que tengo sobre mi padre Carlos Santa Cruz, conocido en la familia como el Don.
El relato se ubica en Uruguay, Departamento de Treinta y Tres, y más particularmente en el Km. 309 de la ruta 8. En un lugar conocido con el Convoy, porque así se llamaba el arroyo que pasaba por el lugar.
Quién era Don Carlos. Era un hombre dedicado a su trabajo en el Ministerio de Obras Públicas, en la Dirección de Vialidad, en donde trabajaba como obrero, o como caminero. Se le  asignaba 5 km. de la carretera y él daba mantenimiento. Así lo hizo por más de 30 años hasta su jubilación.
Estaba casado con nuestra madre María Clavijo, conocida en la familia como la Doña. Procrearon 10 hijos y adoptaron a un primo cuyo papá falleció y era hermano de nuestra madre.
El nombre de mis hermanos (de mayor a menor):
Diosma Rosa (fallecida),Maura, Dina Esther (fallecida), Aurora, Teodoro, Juan Carlos, María Camila, Irma, Jackeline, Leonardo, y  Solís que nuestro primo.
El relato procura rescatar los aspectos laborales más significativos de nuestro padre. No es una historia de su vida,  ni una historia familiar. Esa es la razón por la que se menciona tan poco a nuestra madre.
El escrito no pretende establecer un parámetro glorificador, en donde los deseos vayan delante de la realidad. Por el contrario, se procura describir, sin valorar, recuperando la esencia del método de trabajo y de vida.

Relaciones familiares
Las relaciones entre padre e hijos se dan en un contexto rural ubicado a 20 km. de la ciudad de Treinta y Tres. No es un medio aislado ya que estamos ubicados al borde de la ruta 8 que nos lleva a Treinta y Tres en Bus, al menos una vez al día.
Las relaciones familiares giran en función de la dirección de nuestro padre y de nuestra madre. En la división interna del trabajo, nuestra madre era la responsable de las tareas del hogar, incluyendo educación y control de los hijos. Por tanto, sus decisiones no se cuestionaban. Era la encargada de emitir órdenes y distribuir fajazos de manera individual o colectiva.  Nunca pudimos ver a nuestro padre contradiciéndole sobre el particular, y mas bien reafirmaba la sanción con otras más severas.
Los métodos de educación familiar han ido variando mucho y hoy en día se ve como un delito el castigo corporal a los hijos. El medio rural es duro, difícil, peligroso. Los hijos se deben educar con cierta disciplina para poder convivir con el medio. Un ejemplo, en el medio urbano le aconsejas a tus hijos para que no vean pornografía en internet, y si no obedecen establecen otros mecanismos. En el medio rural tus padres te aconsejan de que no atravieses el rio si está desbordado, ya sea a pie o montado en un caballo. Si desobedeces puedes morir. De manera que si violas esta orientación seguramente habrá represión física en abundancia. Quizás esta paliza te salve la vida para siempre. Insisto el procedimiento puede ser cuestionable, en nuestros días, pero estoy  hablando de las décadas de 1950,60,70,80.
La relación con nuestra madre estaba bien articulada, y era un complemento casi perfecto con nuestro padre.
 Tareas del hogar

Nuestra madre y algunas de nuestras hermanas mayores eran las encargadas de cocinar, lavar platos, lavar ropa, planchar, barrer patios, hacer pan, y resto de actividades propias del hogar. Los varones, particularmente mis hermanos, éramos los responsables de cortar leña para el fuego. Se trataba de madera que ya había sido acerrada y nosotros lo que hacíamos era cortarla en trozos de 30 centímetros, valiéndonos de hachas y cierras manuales, y así la convertíamos en astillas. Garantizábamos  la leña para cocinar y en invierno la misma cocina funcionaba como estufa para calentar el frío ambiente. Lo hacíamos todos los días al finalizar la tarde y esa leña abastecía la cocina ,una estructura de láminas aceradas.   De hecho consumíamos en un día más de medio quintal de gruesas astillas de madera dura, como la de eucalipto que tanto abundaba, pero también se consumía otro tipo de leña como mataojo, coronilla, tala, etc.
En suma, las actividades centrales eran:
Cortar leña.
Darle comida a las vacas lecheras, en invierno se les daba chala de maíz, y alfalfa. A los caballos maíz quebrado, afrecho y alfalfa. Esas actividades se hacían en las tardes.
También en las tardes, entrar agua, que consistía en trasladar el agua de un barril grande a otro más pequeño al interior de la vivienda. Asimismo trasladábamos agua desde el arroyo en un barril de 200 litros el que montábamos en un carretón tirado por un caballo.
En la noche se limpiaban los faroles y se les ponía kerosene, ya que con ellos nos alumbrábamos.
En la mañana ordeñar cuatro vacas, que lo hacían nuestros padres. En tal caso nos tocaba buscar las vacas en el potrero, cosa muy dura en invierno con mucha escarcha. También limpiar los corrales.
La comida a cien gallinas y 6 chanchos se la daba nuestra madre.
 Relación con vecinos y amigos

Nuestro padre era un hombre sumamente ocupado, y no le entusiasmaba demasiado las relaciones sociales, aunque no las eludía. Cuando tenía tiempo realizábamos visitas al vecindario en la que íbamos los diez. Habría que analizar los niveles que organización que se mantenían  para movilizar a ese contingente, todos menores de 15 años, para que no tuvieran comportamientos inadecuados durante las visitas. A veces esas visitas las realizaba nuestro padre con nuestra madre, aunque, lo que más abundaba, eran las visitas de nuestra madre con alguno o varios de nosotros.
Eran visitas de amistad, casi familiares en donde los temas abordados eran el estado del tiempo, las cosechas, la carestía de la vida, entre otros.
El mundo social familiar era mucho más rico ya que casi todos los días llegaba algún vecino que había cabalgado unos 15 a 20 kilómetros para tomar el bus que lo llevaba a la ciudad de Treinta y Tres. En nuestra casa dejaba su caballo, por uno o varios días. Muchas veces, por no decir la mayoría esos vecinos se quedaban a almorzar, dado que esa era la tradición en nuestra casa. Caía poco agradable la persona que no aceptaba la invitación.
En el espacio antes de almorzar se tomaba mate y platicaban casi siempre con nuestro padre. Los temas estaban referidos a la situación en la ciudad, los precios, etc. No había semana que no llegara alguien y lo hacían con la complacencia de nuestros padres, creándose una relación fraterna bien intensa, sin que a nadie se le ocurriera preguntar si debía algo. Allá un día se aparecían con un quintal de maíz, o porotos, o sandias, naranjas, en fin, cosas todas muy agradables en el mundo rural.
Era una relación generosa, llena de sencillez que marcaba el perfil humano de nuestros padres.
Por supuesto que había algunos que eran presuntuosos y que prácticamente consideraban que era obligación el atenderlos . No obstante, nuestro padre trataba a todos por igual y se molestaba si hacíamos comentarios. Nuestra madre, tenía otro punto de vista, pero era cuidadosa de  expresarlo delante de nuestro padre. Por nuestra parte casi siempre tomábamos represalias con sus caballos a los que hostigábamos con piedras lanzadas por tiradoras. Nuestro padre decía que nuestra función era de servicio y que cada quien puede expresarse a su  manera, pero que había que medir a todos con la misma vara, cosa que a  nosotros en tanto niños no nos parecía.
Ese era Don Carlos, a quien unos le decían Don Santa Cruz, otros el Caminero y nosotros en la familia le llamábamos por Don.
En ese mundo rural, los pobladores, en su mayoría finqueros pequeños y medianos se reunían los fines de semana en un boliche (venta) para beber licor, cervezas y jugar naipes por dinero, todo el sábado incluyendo la noche y parte del domingo. Don Carlos daba unas vueltas inmensas en su cachila ford T, para no pasar por ese lugar y evitar tener que saludar, etc. No simpatizaba con el licor ni con el  juego por dinero. No tenía tiempo ni voluntad para eso, y mucho menos que compartiera las vulgaridades que allí se decían en medio del licor.
Aquí otro elemento, que tiene que ver con valores, a todas las personas de más de 40 años, había que decirles “don” y quitarnos la gorra o boina para darles la mano. Esa era una práctica bastante común en el medio.
En nuestra casa estaba prohibido llamar a las personas por apodos (motes) despectivos como  “gordo”, flaco, “chancho”, enano, etc, o por sus problemas físicos. Había que llamarles por su nombre o apellido.
A casi todas las personas les hablaba de “usted” como una forma de respeto, y solo tuteaba a los niños, y jóvenes.
El obrero de obras públicas
Para ese entonces, las rutas internacionales como era la 8, que llegaba hasta la frontera con Brasil no estaba pavimentada, sino que eran de balastro. De manera que había que darle mantenimiento de forma constante.
La lógica de funcionamiento era la siguiente. La oficina de vialidad dividió la carretera en tramos de 5 km, y asignaba a una persona para que le diera mantenimiento de manera permanente, con material (tosca) que eran abastecidos por camiones de volcadora. Esa persona era conocida como caminero. Le asignaban un predio para que estableciera su casa mientras permaneciera vinculado al trabajo. Nuestro  padre estuvo por 35 años.
Cada pozo que se formaba debía taparlo con tosca. Una tarea solitaria y rutinaria en un horario de 8 a 12 y de 2 a 5, de lunes a viernes. Algunas veces venían cuadrillas con maquinaria para completar tareas de envergadura mayor.
Al finalizar cada mes, pasaban pagándole en efectivo por el lugar. Trabajó 30 años, ni un día más , aunque se lo solicitaron, y se jubiló.
Habilidades y especialidades
De hecho Don Carlos era un campesino muy especial. Se dedicó a estudiar a distancia, por correo, con todas las dificultades del funcionamiento de ese servicio en un medio rural. Fue así que se graduó de electricista y mecánico automotriz. Asimismo, se especializó con gran suceso en la confección de cocinas de láminas aceradas. Se especializó en la reparación radios y de molinos, conocidos por cargadores que producen electricidad para las baterías. Era un excelente carpintero para viviendas. Estamos refiriéndonos a un obrero de vialidad como primer sustento de su familia, el resto de ingresos los obtenía por la venta de sus servicios, a los vecinos, algunos de ellos ubicados  en caminos polvorientos a 40 km. de su casa. Se auxiliaba de su camioneta (cachila) la que también utilizaba como taxi para trasladar familias que por diversas razones no tenían caballos, o sus autos no funcionaban en esos caminos, llenos de piedras y zanjas.
Un mecánico singular
Hizo un curso por correspondencia para mecánico de automóviles en la National School. Recibía el material y lo ponía en práctica de inmediato. Fue así que se graduó en tiempo récord, y al finalizar le enviaron una caja de herramientas completa.
La historia de su cachila es bastante singular. Un día en un taller de unos amigos obtuvo un chasis, que es el soporte estructural de todo vehículo. Posteriormente compró las llantas con rayos de madera. En un desarme, compró un motor Ford T, modelo 1927, que ya había sido descartado, porque era de un vehículo chocado, pero estaba en regular estado. Fue así que en todo un invierno, mientras las lluvias arreciaban (mayo a septiembre), comenzó la tarea titánica de hacerle un reajuste total al motor, todo de manera manual. Se pasaba horas y horas ajustando vielas. Finalmente reparó el motor y de inmediato fue consiguiendo el resto de las piezas ligadas al motor.
Había que ponerle carrocería al vehículo. Decidió hacer un diseño tipo furgoneta, algo así como el estilo de algunas camionetas volwagen. Ahí desplegó toda su habilidad y con tijera de cortar lata, corta fierro, cierra, limas, taladro con mechas para láminas aceradas, escuadra, compás, cinta métrica y remaches, procedió a la elaboración de la carrocería.
Se trataba de una tarea titánica, porque, además había que ajustarse a un diseño que tomaba en cuenta espacios para puertas, vidrios delanteros y traseros, y de las ventanas.
A ello hay que agregar los guardabarros, el paragolpe. Luego diseñó un mecanismo para subir y bajar vidrios laterales ,y el delantero  que era grueso. Luego el diseño del mecanismo para elevar los vidrios, que era sencillo, una lámina acerada doblada en la base del vidrio con un agujero de donde pendía una especie de cinturón de cuero de vaca, y con él se subía y bajaba. El agujero en esa especie de correa trasmisora permitía elevar o bajar el vidrio a gusto del cliente.
El vidrio trasero era fijo y cubría la tercera parte de la puerta la que a su vez de dividía en dos, pero era en la parte superior en donde estaba el vidrio.
Tenía un asiento al centro con espacio para tres personas. Era una banca de escuela, algo dura, pero firme.  Más atrás había un espacio para carga. Los asientos delanteros estaban diseñados con resortes, por lo que eran bastante cómodos.
Era un vehículo antiguo que no funcionaba con palanca de cambios, y funcionaba en base a lo que se conocía como bigotes, parecidos a los instrumentos actuales que encienden luces de los vehículos. Tenía tres cambios, los que funcionaban en una combinación del pedal del embrague y estos bigotes.
Funcionaba con motor de arranque, pero tenía una manija auxiliar (de hierro en forma de zeta, que consistía en que se le levantaba una rueda trasera, y se conectaba este hierro en la parte delantera que supongo que era a la altura del ventilador y luego de darle un par de vueltas encendía de manera emergente.    
El piso de la cachila era de láminas aceradas y cubiertas con madera dura.
Para limpiar el vidrio delantero diseñó un limpiaparabrisas el que funcionaba de manera manual.
La velocidad máxima alcanzada era de más o menos de 60 kilómetros, aunque no tenía instrumentos de medida de velocidad y en su lugar en el tablero aparecía una especie de reloj conocido como amperímetro que medía la carga de la batería.
Era un vehículo singular capaz de funcionar con nafta y también con kerosene y nafta. Era alto de manera que podría circular en lugares con pozos, piedras, zanjas, hasta arroyos. Estaba pintado de verde claro, y el techo era amarillo canario.
Con el tiempo cambió los rayos de madera de las ruedas , por alambre acerado. La llanta de repuesto iba ubicada en la misma forma de los jeep en la puerta trasera.
Todo el relato ilustra acerca de la habilidad de Don Carlos para el diseño de un vehículo.
Posteriormente compró  otro motor similar al que tenía. Lo reparó y lo dejó como nuevo. A partir de ese momento tenía dos motores. El motor de más reciente adquisición sólo lo usaba para viajes largos de más de un día. Luego de finalizado el viaje tenía la paciencia de quitarlo y poner en su lugar al anterior motor, al que por supuesto ya le había hecho los ajustes correspondientes.
Esta cachila tenía escasas diferencias con los autos que aparecen en las películas de los intocables, incluso los guardabarros delanteros y traseros eran similares.
Hasta aquí este relato, que pretende dar a conocer el perfil innovador de este personaje, capaz de reciclar material, crear, innovar, con modestia, sin tratar de competir con nadie, y mucho menos, sobresalir.  
Detenía sus funciones de innovador, para tomar el hacha y cortar leña para el fuego y luego ordeñar las vacas para obtener la lecha diaria. Ya en la noche se sentaba a la orilla del fuego (cocina que funcionaba como estufa) y ahí hablaba animadamente con nuestra madre sobre el estado de la chacra, los boniatos, los zapallos, el maíz, el arado, los caballos y todas las ocurrencias de nuestra madre, que no eran pocas.
Tenemos entonces a un personaje interactuando en el mundo de la creación mecánica, con la rutina del trabajo vial (de la carretera), y la sencillez de la vida cotidiana de las actividades rurales. 
Tareas de hojalatería
En sus momentos libres de fines de semana, y a veces en tempranas horas de la noche hacía cocinas para leña, por solicitud.
Su estilo de trabajo y la calidad de su producto no le permitía hacer cualquier cosa para salir del paso. Construía cocinas que funcionaban con leña. Toda ella estaba construida en base a láminas aceradas cortadas con cortafierros, y en algunos casos con tijeras de cortar latas. Tenía cuatro patas de hierro de ángulo de un metro de alto. Una hornalla en donde va la leña que corresponde al fogón, el que se conecta a una chimenea de unos cuatro metros de alto. La parte de arriba de la cocina tenía una plancha de hierro, especial, liso, como hierro fundido. Tenía un agujero que era cerrado con arandelas que permitían graduarlo en función del recipiente usado (ollas,etc). Entre estas arandelas y el fuego había un espacio vacío para que el fuego calentara el espacio de al lado, que era el horno. En ese horno se cocía pan, se asaba carne, etc. Debajo de la parrilla de la leña había un cenicero que es donde caen la cenizas, . Este espacio era utilizado para asar ciertas cosas como boniatos.
Esa era la cocina que construía nuestro padre, la que duraba unos diez años y estaba estructurada con unos 300 remaches.
Como es sabido este tipo de cocinas funcionan como estufas en invierno, de manera que la gente se reúne cerca de ella en el espacio utilizado para cocinar que generalmente está separado de los dormitorios.
Reparación de cargadores(molinos de viento generadores de carga para baterías)
Este era un servicio de fin de semana, que consistía en ir al lugar donde estaba el molino, trepar en un palo de unos 20 metros, bajarlo, para llevarlo y repararlo en nuestra casa, y luego volver a instalarlo. La principal falla era de carbones, pero a  veces había que rebobinar, y este era un trabajo complejo. La función de estos cargadores de viento era el de cargar baterías que suministraban electricidad, luz y radio a las viviendas del campo. Con el tiempo, la electricidad fue sustituyendo a estos aparatos  que funcionaban con bajo costo en base a viento que movía una élice de dos metros.

Reparación de radios
Como decía antes, Don Carlos hizo cursos por correspondencia y se especializó en la reparación de radios. Para ese entonces, existían unas radios grandes de caja de madera en donde se oía en AM y frecuencias internacionales, particularmente de Brasil y Argentina.
Siempre tenía varias radios para su reparación en un radio de 50 kilómetros. Recordemos que para ese entonces era un medio imprescindible, particularmente en el medio rural.
Carpintería de construcción
Todos los anteriores eran servicios cobrados. La carpintería del hogar se ejercía para hacer puertas, ventanas, marcos, sillas, mesas con cepillo, formón, escoplo, escuadra, cerrucho, escofina y azuela, que es una especie de hacha en forma de azada.
Organización del tiempo
La primer responsabilidad era la de trabajar 8 horas como caminero de obras públicas. Esto de lunes a viernes. Tenía la ventaja que en invierno a veces llovía tres o cuatro días continuadamente lo que le permitía avanzar en ciertas tareas que detallo a continuación.
El siguiente es una especie de esquema de organización del tiempo partiendo de la premisa que cada uno de los trabajos siempre tenía clientela semanal.
  1. Trabajos mecánicos de su vehículo y de vecinos que constantemente le buscaban.
  2. Reparación de radios que generalmente eran traídos a nuestra casa.
  3. Reparación de cargadores de batería que tenía que ir a domicilio, llevarlo a nuestra casa, repararlo y volver a instalarlo.
  4. Construcción de cocinas para leña. Este trabajo llevaba bastante tiempo pero se compensaba porque a veces sólo había que reparar ciertas piezas carcomidas por el fuego.
  5. Viajes trasladando familias. Generalmente eran imprevistos o se hacían por motivos de intensas lluvias. La particularidad era que casi siempre eran  viajes hacia zonas escarpadas (conocidas como las sierras), como la quebrada de los cuervos, que eran unos 40 km entre ida y regreso. A esto había que agregarle la disponibilidad de tiempo, ya que generalmente era en horas de la noche.
  6. Carpintería. Este trabajo era eventual y podría decirse que le ocupaba un mes en el año.
  7. Tareas del hogar como cortar leña para el fuego, alimentar los animales, particularmente en el invierno, ordeñar, quebrar maíz, cortar avena, etc.
  8. Arar la tierra de unas 4 hectáreas en donde sembraba auxiliado por un caballo, un arado y una rastra. Sembraba maíz, boniatos, papas, zapallos, porotos, sandías, melones, así como avena y feterita estos dos últimos exclusivamente para alimento de animales lecheros.
  9. Una vez a la semana sacrificar una oveja para alimento de la familia. Una vez sacrificada, el primer día comíamos la cabeza, sesos, chinchulines, hígado, corazón,  y mondongo, todo asado. El segundo día hacíamos puchero con la columna vertebral de la oveja.
  10. Una vez al mes pagan el salario como obrero de obras públicas, y entonces Don Carlos se dirigía a la ciudad para hacer las compras de la provisión, como fideos, arroz, azúcar, café, jabones, etc. En realidad a veces iba cada 15 días y para otras cada mes.
Pre requisitos de eficiencia
La gran pregunta es cómo Don Carlos podía desarrollar todas estas tareas con el nivel de calidad por encima de la media.  La calidad (incluye el acabado) era creo yo su carta de presentación. Jamás nadie le regresó un trabajo por estar mal hecho o con defectos.
Yo creo que para algunas dudas podemos encontrar respuestas  en la organización del tiempo y sus premisas.
Lo primero, jamás hablaba en su trabajo, excepto para hacer comentarios sobre el trabajo, u orientaciones que daba a algunos de nosotros que oficiaba como ayudante, particularmente cuando caía la noche, como alumbrar, o sujetar algo, o limar, etc.
Las herramientas las tenía organizadas por tamaño a su alrededor (esto para que cuando nosotros arregláramos las herramientas lo hiciéramos de una sola forma, de mayor a menor). Por supuesto que esta técnica le favorecía en el aprovechamiento del tiempo.
Hacía una cosa y luego otra. Es decir, finalizaba un trabajo y luego iniciaba otro.
El horario de taller en casa era más o menos de 5 de la tarde a 8 y 15 de la noche. A las 9 cenábamos, y a las 12 almorzábamos.
A las 9.30 a dormir toda la familia. A las 4 am ya estaba en pie Don Carlos. A esa hora tomaba mate y colaba café. A las 5 arrimaba las vacas auxiliado por un perro porque estaban en un potrero. Luego ordeñaba (a veces acompañado de nuestra madre). A las 6 ya había ordeñado. A las 6.30 había desayunado café con leche y pan que hacía nuestra madre en un horno de ladrillo. También se comía galleta de campaña que tenía una duración de unos 15 días.
A las 7.30 se dirigía a su rutinario trabajo de tapar pozos que se formaban en la  carretera. Supongo que este trabajo le contrariaba enormemente, aunque nunca lo manifestaba,  quizás su mente la tenía ocupada en el futuro de sus trabajos manuales.
Un perfil urbano en el medio rural
Nuestro padre era un campesino atípico, es decir, era algo distinto a los demás pobladores de la comunidad. Todos sus vecinos montaban briosos caballos, llevando en su cinturón revólver calibre 38 largo, y gran cuchillo de unos 35 centímetros, bota alta y sombrero aludo, y con unos pantalones del tipo de los de hacer ejercicios en invierno pero algo más anchos, y que se les conoce como bombachas, aptos para montar a caballo.
Nuestro padre vestido de pantalón urbano, no le gustaban los vaqueros, usaba tiradores. Sombrero sencillo, de paja, de ala  corta, y en invierno boina. No tenía, ni le gustaban las armas de fuego, ni los grandes cuchillos. Calzaba alpargatas, o unas zapatillas de suela de goma.
No fumaba, no bebía, no le agradaba el juego por dinero, y en términos personales sólo estuvo casado con nuestra madre.
Hacía una pareja, bastante articulada con mi madre, pero nuestra madre tenía una personalidad totalmente distinta. Ella era una gran jugadora a la quiniela (por dinero), le gustaba su traguito de caña, era mal hablada, es decir boca sucia, exagerada en grado extremo, chismosa a más no poder,  indiscreta, sin pelos en la lengua, sin habilidad manual.
Mientras nuestro padre era muy prudente, ella era imprudente, y lo recuerdo muy bien cuando le preguntó a un señor que conocíamos poco, y que estaba almorzando en nuestra casa:”Bueno y es que por lo que veo usted tiene otra mujer”. El señor parece que lo tenía como un secreto, casi se atragantó y no sabía que responder. En realidad nuestra madre, tenía una imaginación extraordinaria.
Ambos eran leales entre ellos, y tenían bien divididas las responsabilidades y cada uno respetaba sin cuestionar el quehacer del otro. Nuestro padre jamás tenía un peso en el bolsillo, porque todo lo administraba nuestra madre.
Ella era muy desconfiada. El era demasiado confiado, y eso a veces es negativo, como el caso cuando los judíos, creo que Stolarsky le convencieron para  que comprara un pantalón de invierno en pleno verano, con el cuento que el verano pasa rápido. El asunto es que se apareció con un pantalón de lana con 28 grados de temperatura en pleno enero. Nuestra madre casi infarta, pero ya era tarde porque lo andaba puesto.
Nuestro padre no criticaba a nadie, excepto en lo referente a la calidad del trabajo, porque no soportaba la mediocridad. Nuestra madre lo hacía diestra y siniestra. Por ejemplo, un día decía,” aquel hombre que vive en la casa pintada de azul parece loco, tiene aspecto de loco, no será que se hace el loco para pasar bien, o tal vez es enfermo, o tuvo algún accidente, pero yo te lo digo y te lo repito que lo veo como loco hasta en sus ademanes”. Luego trataban de cerca a esa persona y era de lo más normal. Entonces nuestra madre era la primera en aclarar, “tal como yo dije” tiene ciertos ademanes que confunden a la gente, al extremo que algunos llegan a decir que parece loco, pero, usted sabe que la gente también se equivoca. Completaba su profecía del pasado con una frase de antología” por eso no hay que andar criticando a la gente sin conocerla….”
Curaciones en base a agua
Tenía un libro grande, cuyo autor era un médico especializado en curación en base agua. Nuestro padre adoptó esa línea de curaciones en toda la familia, como un recurso excelente para enfrentar ciertas enfermedades y sobre todo para quitar suciedades, temperaturas elevadas, etc.
 De manera que todos nosotros recibíamos las famosas curas por parte de nuestros padres, pero, más particularmente por nuestro padre.

Algunas de estas curas consistían en lo siguiente:
·        Baños de pie con agua fría o bastante caliente según fuera el caso.
·        Baños de asiento (sentarse en un recipiente grande con agua).
·        Vendajes. Paños mojados en el estómago para quitar la fiebre.
·        Baños de agua fría de madrugada y regresar a la cama.
·        Lavajes. Lavados de estómago agua para defecar todo.

Disciplina en la mesa
La disciplina como factor de organización estaba presente en el consumo de los alimentos. Eramos 11 muchachos  y había que establecer orden en la mesa.
Todos nos sentábamos. Delante de nosotros teníamos puestos tres cubiertos, cuchillo, cuchara y tenedor. Nada de estarlos tocando antes de comer. Las premisas eran básicas en la mesa se mantiene el orden y en lo posible se habla poco, y se habla no se asalta la palabra, y jamás se habla con la boca llena, ni hacer ruidos al tragar, etc.
Nuestra madre servía los alimentos y sólo se podía iniciar la comida hasta que nuestra madre sirviera el último plato y se sentara a la mesa.
Una vez que nuestra madre finalizaba con su primer plato preguntaba si alguien deseaba repetir. Estaba prohibido solicitar repetición antes de que nuestra madre finalizara de comer, y mucho menos raspar el fondo del plato.
Las sanciones eran siempre las mismas, se debía abandonar inmediatamente la mesa y salir del recinto donde estábamos comiendo. Si la falta era grave y se estaba en el almuerzo, no tendría derecho a cenar. Si estábamos en la cena no tendrá derecho a almorzar, pero si al desayuno.
Valores
Los valores son un punto común para la convivencia familiar, y específicamente de las parejas.
A todas las personas que llegaban a solicitar algo de comida había que darles respuesta. Lo seguro era uno o dos litros de leche con pan. Luego venían los agregados. Nuestros padres sostenían que todos los seres humanos somos iguales y que no se le podía negar la comida ni el agua a nadie.
Si bien sus convicciones eran muy claras también había que tener presente que estábamos a la vera de una carretera internacional que llegaba a Brasil, de manera que por nuestra  casa pasaba todo tipo de gente, desde criminales hasta gente llena de crucifijos que por años buscaban a Dios sin encontrarlo, sin descartar ladrones de bancos que huían por caminos adyacentes.
Reforestación
Don Carlos tenía bien claro el rol de la reforestación, fue así que sembró alrededor de nuestra casa más de 20 olmos y fresnos y como 40 cipreses, los que alcanzaron una belleza extraordinaria. Más alejado de la casa, pero dentro del predio asignado, nuestro padre sembró 4 hectáreas de eucaliptos, que una vez que crecieron se convirtieron en un bosque lleno de olores muy gratos para los pulmones.
Un cliente con crédito abierto
El estilo de hombre de trabajo, serio, de pocas palabras, pero, sobre todo íntegro hacía que todo el mundo lo viera a través del mismo cristal.
Tenía créditos en los principales bancos, en las casas mayoristas de comercio,las carnicerías, panaderías, en las ventas de combustibles, y siempre pagaba con la prontitud que sus recursos se lo permitían. En tal caso, nadie le reclamaba por atrasarse en los pagos.
Llegaba a casas mayoristas como Gadea y Eguren, o el mismo Dellepiane y le preguntaban que iba a llevar, y él respondía “todo”, luego se retiraba a hacer otras gestiones y cuando regresaba un empleado ya le tenía todo empacado en grandes cajas, porque era el surtido del mes. Otro empleado se lo cargaba en su cachila.
En los bancos sacaba crédito para comprar ovejas, que consumíamos una por semana. Compraba en las ferias locales de Isidro Ismendi y compañía.
Este sistema de créditos fue uno de los factores que le permitió mantener una familia grande con regulares recursos, y a ello agregar que debía mantener también la casa de la ciudad, en donde parte de nosotros estudiábamos.
Un trabajador insigne fortalecido por nuestra madre
Si bien este relato no es una historia familiar, sino la descripción del perfil laboral y personal de nuestro padre, justo es reconocer la importancia del respaldo de nuestra madre.
Ella le secundó siempre, y en los diálogos mientras tomaban mate, ella opinaba con un abanico de alternativas por suceso, que le ayudaban a nuestro padre a ordenar las ideas. Si bien este estilo de opinar deja la sensación de lluvia de ideas, también constituyen una articulación de la relación de más de 60 años. Nuestro padre centraba, focalizaba las ideas y nuestra madre era una mensajera desde todos los ángulos imaginables.
Un constructor de futuros
La infraestructura de nuestra casa había sido hecha por Don Carlos, con toda la calidad de su estilo.
Eran tres bloques de casa, una cocina y comedor, de unos diez metros por cuatro, los dos dormitorios de 10 metros por cuatro, el galpón de 10 metros por seis. Aquí estaba el taller y un dormitorio. El resto era para la cachila y los aperos de los caballos. El segundo galpón era de 4 por cuatro y estaba destinado al almacenamiento de leña y alimentos para las vacas, gallinas, caballos, un carro de caballos y los arados.
He detallado el tamaño de las construcciones porque cuando se jubiló le notificaron que tenía que abandonar el predio en donde había vivido por más de 30 años, Don Carlos asumió el mandato como de ineludible cumplimiento. Desarmó una a una todas las construcciones. Había que verlo trabajar como si estuviera resolviendo un ejercicio académico. En un lado los horcones que son las columnas, en otro las tijeras, en otro los andamios, en otro lado los marcos de las puertas, portones y ventanas. Cada una de las piezas llevaba un número, todo listo para ser armado en otro lado.
Había dos postes de 20 metros cada uno, ambos clavados en el suelo y sujetados por una rienda de gruesos alambres dirigidos hacia los cuatro puntos cardinales. Uno de los postes correspondía al cargador de baterías y el otro al carancho que tenía una cadena que giraba sobre una rondana. La cadena que gira en la rondana sujeta dos palos de un metro cada uno dispuestos en forma de cruz. Cada palo tiene diez ganchos, y en ellos se cuelga la carne para que no sea alcanzada por las moscas u otros animales. Cuando se quiere tomar un trozo de carne se hace girar la rondana a través de la cadena como si fuera un balde que baja hacia un pozo de agua.
Don Carlos se tomó el trabajo de desarmar ambas estructuras, aunque esta acción parecía más bien formal porque en su casa de la ciudad tenía heladera y luz eléctrica. Trasladó todas estas estructuras a la ciudad y cuatro años más tarde las volvió a armar en una quinta que compró en los alrededores de la ciudad de Treinta y Tres. En esa quinta estableció su cuartel general de siembra de porotos, boniatos, maíz. Lo más importante, era que todos los días se trasladaba en bicicleta haciendo casi 20 km. diarios, un buen ejercicio para un hombre de 78 años.
Valoración acerca del artesano de las ideas
Sin duda hay muchas personas con el perfil de nuestro padre. He querido rescatar su experiencia y mis vivencias ,por  la disciplina, fortaleza y sabiduría sin ostentación de este hombre de entrega total al trabajo .
La lección aprendida es significativa porque no basta hacer las cosas por hacerlas, sino el hacerlas bien, con calidad. Quizás, lo más interesante de este personaje es que todo lo que hacía (construía) parecía que lo había estudiado previamente. Siempre con el centímetro, siempre la escuadra, la plomada, el compás o el nivel.
Este hombre se consumió físicamente trabajando. Cuando se jubiló y se trasladó a la ciudad, instaló su taller en un garaje. Era un taller ligado a su vehículo y ciertas cosas que iban apareciendo, y el resto del tiempo dedicado al trabajo agrícola.
Cuando mi padre falleció, no pude estar en su velatorio por vivir en Nicaragua, y no tener dinero para el pasaje. Recuerdo que cuando  fui a Treinta y Tres, llegué a la casa del barrio Mederos, y ahí estaba mi madre con su sufrimiento. Luego fui al cementerio y sentí tristeza. Regresé y fui al garaje, es decir, a su taller, y ahí sentí como una especie de ráfaga de la muerte. Sus herramientas estaban todas guardadas en cajones, sus frascos con tuercas, tornillos y arandelas estaban en un estante unos encima de otros. Al verlos lloré y lloré porque sólo en su ausencia esos frascos podían estar en ese orden.
Luego, ya en la noche mi madre se acostó para dormir y fui a verla, y con gran sorpresa comprobé que tenía todas las herramientas de mi padre debajo de la cama.
Lo interesante es que ella no sabía nada de herramientas, y jamás supo el nombre de las distintas llaves, excepto el martillo. Era evidente que se sentía cerca de nuestro padre al estar junto a sus herramientas, que él tanto amaba.
Esa expresión de amor hacia mi padre era tan linda como aquella escena en Montevideo, allá en el apartamento de Ramón Anador. Mis hermanas Aurora y María Camila salían a la calle con él y se les veía felices tomando a nuestro padre, una del brazo derecho y otro del brazo izquierdo (como florero) y ahí se iban caminando, y él flaco, y fuerte, y totalmente adaptado al cariño profundo de mis dos hermanas.




Reflexión final
 Quizás la principal lección que hemos tratado de dar a conocer es como a partir de la disciplina, y la seriedad, acompañada de la perseverancia se pueden hacer cosas con calidad y en el tiempo establecido.
Don Carlos no era un super hombre, era una persona normal, sencillo, ordenado, preocupado por hacer cosas con el mayor acabado. Para ello emprendió la gran cruzada personal de superarse, a través de cursos a distancia y como autodidacta en un medio adverso.
Sólo el hecho de romper con el “misterio de las cosas”, creadas por el mundo mágico de los campesinos, ya es un mérito. El sostenía que todos los fenómenos tienen sus causas, y correspondía a nosotros investigar esas causas.
Cómo no sentir admiración por un hombre que trascendió la muerte.  Una vez fallecido trataron de encender su vehículo marca citroen, del año 1968, pero no pudieron.
Se tardaron dos meses para descubrir una traba secreta contra robos que le había incorporado al vehículo. Era una traba de combinación triple  de la misma complejidad de los modernos automóviles.
Su misma formación racional, desprovista de cualquier manto religioso le llevó a asumir conscientemente que había cumplido su ciclo vital, aunque sin expresarlo públicamente. Desde cierto punto de vista esperó a la muerte de manera natural, y como tardaba se puede decir que decidió ir hacia ella, sin reverencia, y sin temor. Creo que esa es la razón por la que decide ir al hospital para que le hicieran algo en las arterias del corazón. La familia le sugirió que no lo hiciera porque era peligroso, pero él se molestó porque no se estaba respetando sus decisiones.
Su corazón no soportó y falleció en el hospital en los brazos de nuestra difunta hermana Dina.
Murió como vivió, con decisión, con el convencimiento que lo que iba a hacer era lo correcto.
Orientó toda su vida con el método científico, con objetivos bien definidos, y con metas bien claras. Todas sus metas siempre fueron de calidad, en donde estaba el sello de la escuadra, el compás, el centímetro.
Hizo las cosas en silencio, sin la  jactancia de los autosuficientes, y sin las majaderías de los mediocres. Jamás intentó dar lecciones de sapiencia, y mucho menos aparentar lo que no era.
Managua, febrero, 2010