miércoles, 10 de febrero de 2016

NICARAGUA Y LAS CARRERAS TECNICAS

 NICARAGUA Y LAS CARRERAS TECNICAS
Juan Carlos Santa Cruz Clavijo*
El poder aprobar satisfactoriamente todos los niveles de enseñanza existentes en un país es un reto para aquellos estudiantes que luego aspiran a emplear de manera fructífera esos conocimientos. Aún más reconfortante y meritorio son aquellos casos que se obtienen becas para estudiar en el exterior del país, ya sea como maestrías o doctorados.
Tres ámbitos o instancias están siempre presentes, particularmente en el bachillerato y la licenciatura. En primer término el ESTUDIANTE, sus condiciones intelectuales, sus recursos socioeconómicos, la orientación vocacional, su voluntad y visión personal del futuro profesional.
En segundo término, la CALIDAD DE LA ENSEÑANZA. Aquí va incluida la formación profesional de los docentes, los recursos tecnológicos y bibliográficos, así como el prestigio  institucional de cada centro de enseñanza. Todo se sintetiza en la calidad del currículo  (plan de estudios)  de cada carrera.
El tercer elemento se relaciona con el EGRESADO  y las condiciones de recepción de la sociedad para su inserción laboral. Esto trasciende a la institución que imparte la docencia y se ubica en los aspectos estructurales de la sociedad.
Veamos cada uno de los tres aspectos y como estos se articulan.
El estudiante.
Como en todos los países las condiciones socioeconómicas juegan un rol destacado en el desarrollo curricular del estudiante. Por supuesto que los dotes personales de inteligencia, interés y perseverancia no lo dan los recursos económicos, pero estos generan las facilidades de acceso al conocimiento por diversas vías. 
Existen carreras que exigen dedicación a tiempo completo y los materiales de estudio requeridos tiene un alto costo. Este es un primer filtro que no se debe ignorar ya que implica  una clara selección y perfila un carácter de exclusión. De manera que la orientación vocacional encuentra su primer escollo para aquellos estudiantes de nivel socio económico  , medio bajo y bajo. Esta traba les llevará a una segunda o tercera opción por carreras que no siempre son de su agrado. En el otro extremo estarán los estudiantes que poseen recursos y buena orientación vocacional que eligen de previo la universidad en que se van a matricular y la carrera respectiva.
Una vez egresados, gran parte de los mismos, particularmente los de nivel medio bajo y bajo, permanecerán en el desempleo.  En tanto que los del estrato socioeconómico medio y alto asumirán que el grado, es decir, el nivel de licenciatura es solo un peldaño para aspirar a maestrías y doctorados en países desarrollados, ya sea en Europa o Estados Unidos. Existen contadas oportunidades de becas para egresados del estrato socioecómico medio bajo y bajo, y generalmente tienen como destino países de américa latina.

Calidad de la enseñanza
La calidad de la enseñanza está presente en el nivel de recursos socioeconómicos, humanos y materiales, incluyendo los tecnológicos. Los docentes constituyen un eslabón vital, porque si no están provistos de los conocimientos suficientes, las consecuencias pueden ser funestas en la formación del estudiante.
En Nicaragua, muchos alumnos llegan a secundaria después de haber cursado primaria con un 50% de maestros empíricos, es decir, no profesionales. Luego se encuentran que en   gran parte de la plantilla docente solo posee nivel de bachillerato.
Mientras tanto en los colegios privados, especialmente entre los más importantes en donde se paga mensualidades hasta de  500 dólares, los docentes de primaria y secundaria han adquirido niveles de profesionalización, incluso en varios de ellos  la educación es bilingüe. Cuentan con laboratorios, equipos informáticos, centros de documentación y  bibliotecas en línea, así como tutores personalizados para el reforzamiento de cada asignatura. Demás está decir que cuentan con instalaciones deportivas y de esparcimiento que contribuyen a la educación integral.
Las universidades públicas en Nicaragua, en general , tienen un nivel de regular para abajo, salvo en las carreras de medicina e ingeniería que compiten en el mercado laboral. Esos resultados nada gratos para quienes les financiamos a través del presupuesto fiscal se relacionan con cierta indisciplina laboral de los docentes, a quienes las evaluaciones del desempeño no les llegan, pasando por las luchas por el poder en el caso de las elecciones de autoridades en las que se involucran significativamente los estudiantes y docentes.
En este contexto la calidad de la enseñanza deja mucho que desear, y aunque parezca extraño no siempre forma parte de las principales preocupaciones en el marco de la lucha de poderes, en donde no están exentos los chantajes y pasadas de cuentas, particularmente de parte de los estudiantes.
Es cierto que se ha avanzado en la creación de recintos en varios departamentos, aunque cuanto más se alejan de la capital, es más débil la calidad docente y sus frutos.
Luego están tres o cuatro universidades privadas que tienen laboratorios y que de alguna manera se ubican en la media  superior en términos de calidad académica. Finalmente   más de cuarenta universidades de muy bajo calidad académica y que popularmente se les conoce en America Central como  universidades de garaje. Carecen de laboratorios, y de una planta docente estable.
 Al igual que todas las  demás universidades , los docentes son captados por amistad.  En general, en Nicaragua, la institución por concurso de méritos y oposición para acceder al cargo de catedrático está ausente. Amigos de decanos, directores de departamentos y de docentes son los priorizados con solo la presentación de su curriculum vitae ,  aunque como se sabe éste no siempre refleja el perfil docente del titular.
En estas universidades privadas, de escaso reconocimiento, no existen  de especialistas en determinadas asignaturas que con el tiempo van acumulando experiencia docente. Se trata de profesores horarios que se les contrata por cuatrimestre o semestre, y luego vendrá otro, y otro y así sucesivamente. A veces se trata de profesionales que conocen las temáticas impartidas pero que desconocen en absoluto el significado de la pedagogía y la didáctica.
Las condiciones de empleo del egresado
El primer escollo para la inserción laboral de un egresado es el bajo perfil de sus carreras, destacando las relacionadas con las humanidades, pero no  son las únicas. Por ejemplo, administración de empresas en un país donde lo que más existen son las microempresas con fuerte presencia familiar. Las empresas grandes son escasas, y por lo general ya tienen sus vacantes llenas. En una palabra, el mercado no tiene capacidad de absorción de la inmensa mayoría de los egresados, que para colmos sufren mucho al solicitar trabajo porque lo primero que se requiere  es tener experiencia laboral. Y eso viene ocurriendo año tras año, de manera que el peregrinar de egresados en busca de trabajo es una constante.
El resto ya se sabe, migran para lavar platos en países desarrollados, o trabajan como mano de obra en cualquier cosa, menos en lo que estudiaron. Cuando no existe un proyecto claro de articulación de las profesiones con el desarrollo del país, esto es lo que por lo general ocurre.
La enseñanza técnica
El gran negocio de las pequeñas universidades, como empresas rentables, está en auge en Nicaragua, y lo preocupante es que operan con el visto bueno del Consejo Nacional de Universidades que es la instancia rectora. Este impulso ha terminado por aplastar lo poco medianamente aceptable que existía en término de técnicos medios. Estas universidades venden publicidad con el boon de las licenciaturas que es acogido por las familias de estratos medios y bajos como una solución para que sus hijos “sean alguien en la vida”.
 Para esas mismas familias un artesano especialista en la confección de hamacas con destino turístico no es ese “alguien en la vida”. Igual criterio negativo está referido a todo lo que es técnico medio, como carpinteros, mecánicos, electricistas, soldadores, especialistas en aires acondicionados, técnicos veterinarios, especialista en derivados de la leche, silvicultura, maestros de obra, técnico en industrias navales, y en fin, todo lo relacionado con la actividad productiva y de servicios existentes en el país.
La cruda realidad es que por un lado hay un aumento en el alumnado en carreras técnicas, incluyendo un sistema de becas, pero la calidad de los mismos no es la adecuada. Sencillamente porque la formación docente deja mucho que desear, es decir, carece de la calidad competitiva requerida, entre otras cosas, por su bajo nivel, y por estar mal remunerados.
Podría decirse que la enseñanza técnica está en pañales, con débil formación docente, incipiente desarrollo curricular, carencia de tecnologías de apoyo, ya sea informática, de maquinaria y equipo, pasando por la infraestructura edilicia.  De manera que siempre se debe tener presente que no es el número de estudiantes, ni las becas, las que definen el nivel de calidad de la enseñanza técnica. Si no hay una formación docente adecuada y bien remunerada, es poco lo que se puede esperar.
A manera de reflexión
Todo el sistema de enseñanza superior  y técnica en Nicaragua se asemeja a una gran mole difícil de mover. El sistema educativo superior no ha logrado desmontar la estructura curricular de  toda la década de los setenta, por más que se diga lo contrario. Se siguen ofertando carreras que no tienen ningún futuro laboral en el país. Se continúa gastando dinero del presupuesto fiscal en estudiantes que no podrán insertarse en el mercado laboral.
La enseñanza técnica está devaluada objetiva y subjetivamente. Mientras tanto, serán estos técnicos que seguramente vendrán de otros países, los encargados de las infraestructuras y servicios técnicos que pronto requerirán los mega proyectos como el canal interoceánico.
De nada sirve gestionar  becas  y aumentar  el número de alumnos en carreras técnicas si no existen planes de estudio consistentes, y docentes de calidad académica, pedagógica y didácticamente, amén  de la especialidad respectiva, incluyendo salarios dignos.
El aspecto subjetivo, referido a la aceptación de las familias, tendría que comenzar por la gestión de becas de tiempo completo para que el estudiante pueda incorporarse en pasantías de proyectos empresariales e institucionales que le permitan plasmar conocimientos y vincularse al medio.
A pesar de que existe una especie de tabú  sobre el seis por ciento  del presupuesto fiscal otorgado a ciertas universidades, sería imprescindible abordarlo  en una discusión transparente en los aspectos financieros, principalmente el dinero utilizado en carreras que no logran insertarse en el mercado, y que esas universidades asuman el costo del   fortalecimiento de ciertas carreras de nivel medio que perfectamente pueden articularse en algunas facultades.

·         Sociólogo. Docente universitario.

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